Credit Suisse resucita en Bolsa gracias al apoyo nacional suizo y gana tiempo
El banco ya había experimentado caídas bursátiles en jornadas anteriores, arrastrado como otros del sector mundial por el colapso del estadounidense SVB.
Credit Suisse se recuperó hoy parcialmente de su debacle bursátil del miércoles, revalorizando sus acciones un 20 % en esta jornada en Zúrich tras haber perdido un 24 % en la anterior, gracias principalmente al apoyo del Gobierno suizo, cuyo banco central le garantizó de madrugada un préstamo de 50.000 francos (50.700 euros, 53.800 dólares).
El segundo mayor banco del país y uno de los 20 mayores de Europa logró finalizar la jornada con sus acciones a 2 francos suizos (2,03 euros, 2,1 dólares), después de que el miércoles alcanzaran un mínimo histórico de 1,5 francos (1,52 euros, 1,6 dólares), aunque muy lejos de los 7 que valía hace un año.
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El compromiso del Banco Nacional de Suiza (BNS) ha resultado providencial para una entidad que abrió la jornada de este jueves con una fuerte subida del 32 %, aunque ésta se fue moderando a media sesión (24 %), hasta acabar finalmente en el mencionado 20 %.
Su principal rival nacional, UBS, que el miércoles, como otros bancos globales, se vio arrastrado por la caída en picado de Credit Suisse, ganó hoy un 3,4 %, tras haber caído en la jornada anterior un 8,5 %.
La banca nacional, decisiva en la salvación
Credit Suisse reconoció en un comunicado que el préstamo de BNS fue una “acción decisiva para fortalecer preventivamente su liquidez”, algo vital para un banco que el año pasado, envuelto en múltiples crisis, vio cómo huían de la entidad capitales por valor de 123.000 francos suizos (124.000 euros, 132.000 dólares).
La entidad financiera anunció además hoy dos operaciones de recompra de deuda por un valor total de 3.000 millones de francos (3.040 millones de euros, 3.200 millones de dólares), lo que le ahorrará el pago de intereses en un contexto alcista de los tipos.
“Estas medidas son una acción decisiva para reforzar Credit Suisse, mientras continuamos nuestra transformación estratégica para aportar valor a nuestros clientes y a otros socios”, declaró su consejero delegado, Ulrich Körner.
El ejecutivo defendió que la entidad que dirige, con 167 años de historia, es “un banco global de importancia sistémica, sometido a las normas más estrictas de gestión de capitales, de financiación, de liquidez y, más generalmente, de publicación de resultados. Nuestra situación no es comparable a la de otras entidades”.
Un soplo de aire tras varias jornadas negras
El desplome del miércoles se produjo un día después de que el banco publicara su informe anual (y ya con varios días de retraso, a causa de dudas expresadas por el regulador del mercado de valores estadounidense) en el que reconoció “debilidades” estructurales a la hora de gestionar riesgos.
El banco ya había experimentado caídas bursátiles en jornadas anteriores, arrastrado como otros del sector mundial por el colapso del estadounidense SVB, pero en la jornada de ayer su estabilidad financiera quedó aún más en entredicho cuando el presidente de su principal accionista, el Banco Nacional Saudí, avisó de que no invertiría más capital para sanear las cuentas del banco.
La entidad encadena dos años de pérdidas millonarias: en 2021 fueron de 1.572 millones de francos suizos (1.600 millones de euros, 1.690 millones de dólares), y en 2022 casi se quintuplicaron, hasta los 7.293 millones de francos (7.400 millones de euros, 7.800 millones de dólares).
Entre los principales factores que explican estas pésimas cuentas y la desconfianza de los inversores destaca su exposición a firmas de riesgo que colapsaron en ejercicios anteriores, como el fondo de cobertura estadounidense Archegos o la firma angloaustraliana de servicios financieros Greensill.
A los problemas financieros se suman muchos otros en torno a la reputación del banco, con varias dimisiones de sus directivos inmersos en distintos escándalos, que han causado una amplia remodelación de la directiva en los últimos años.
Reestructura para sanear
La principal estrategia que ha lanzado el banco para intentar poner fin a su crisis es el ambicioso plan de reestructuración iniciado en octubre del pasado año.
Este plan incluyó una ampliación de capital de 4.000 millones de francos (4.050 millones de euros, 4.300 millones de dólares), el despido de 9.000 trabajadores en todo el mundo y un recorte del 15 % de sus gastos.