La crítica de Salvatore Mancuso a la gestión del alto comisionado para la Paz
El exjefe paramilitar pidió al Gobierno negociación política con el Clan del Golfo. Solicitó una audiencia pública.
A través de una carta, el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso solicitó a los 16 representantes a la Cámara escogidos para liderar la agenda de paz y de víctimas, que convoquen a una audiencia pública en el Congreso de la República para que quienes participaron en negociaciones con el Estado con ocasión del conflicto armado y político colombiano, con el fin de formular sus reflexiones, sugerencias y perspectivas.
Dice que la tarea de la paz no puede quedar alojada en las manos exclusivas del alto comisionado para la Paz.
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“El Gobierno Nacional, dice su alto comisionado, está haciendo lo mismo que hicieron gobiernos anteriores y puso de ejemplo mi intervención en el Congreso de la República en el año 2004, indicando que las suspensiones de órdenes de captura de aquel entonces aplican de la misma manera para la figura de gestor de paz o facilitador. Si es lo mismo entonces estamos frente a un entrampamiento, porque eso fue lo que ocurrió con el gobierno de Álvaro Uribe. Con mentiras, como lo ha hecho el Estado en todas sus negociaciones de paz, desmovilizan las organizaciones armadas para luego dejarlas a merced de la inseguridad jurídica y física, la extradición y el gatillo de los enemigos y verdugos de la paz. Es urgente que hablemos de manera pública, responsable y clara sobre las condiciones que se requieren para lograr una desmovilización con garantías de reincorporación integral y efectiva a la sociedad. Esto significa hablar de la extradición con el mismo entusiasmo con el que hablaron cuando no querían que extraditaran a ‘Jesús Santrich’”, dice la carta.
Dice Mancuso que el comisionado de Paz define su estrategia de paz total sobre la base de la implementación del acuerdo del Teatro Colón con las Farc exclusivamente.
“Craso error que denota una actitud ideologizada, un deseo de resolverle la situación a Iván Márquez y del ELN – haciéndole recuperar el carácter político que se le diluyó cuando entró de lleno en el negocio del narcotráfico – pero desconociendo que en este siglo se firmaron dos grandes acuerdos que han configurado el escenario de paz y conflicto en Colombia; el de Ralito con las AUC y el de La Habana con las Farc. Los dos aún sin implementar totalmente. Esa omisión consciente del comisionado tiene que ver con la incomodidad que les produce reconocer que aquí hubo otro actor armado de carácter político que fueron las AUC y que el Estado suscribió un acuerdo del cual hice parte y que se incumplió casi en su totalidad. Que el estrepitoso fracaso de ese acuerdo propició el surgimiento del Clan de Golfo y otras organizaciones que operan en todo el territorio nacional. Desconocer eso es desconocer a quienes tienen hoy las armas, su historia y su carácter político. Porque si hay disidencias en el lado de la insurgencia, también hay disidencias por el lado de las Autodefensas, y todas ellas comparten como mínimo dos elementos.”