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Al Oído: ¡Nuestros policías no son carne de cañón!

La respuesta a la crisis por parte de los defensores del Gobierno: atacar, atacar y atacar

Al Oído: ¡Nuestros policías no son carne de cañón!

Luego de los diferentes puntos que se le cuestionan al Gobierno, hemos encontrado lo que popularmente se conoce como “los pájaros tirándole a las escopetas”.

Ahora se pretende, por parte de algunos, cuestionar a cualquiera que haga críticas al Gobierno Nacional, incluso buscando deslegitimar desde medios de comunicación hasta analistas.

El ataque a la prensa no puede ser la forma en la que se crea como estrategia de comunicación que se va a vencer. La gente ya no se queda en narrativas ni es posible subestimarla creando cuentos de que todo es mentira y es dado por personas que responden al establecimiento es un error, empezando porque deberían enterarse que ahora son el establecimiento.

De igual manera, el país necesita que se dé un fortalecimiento desde el gobierno a ‘La Paz total’, supuesta principal bandera del presidente; menos incertidumbres, menos golpes a nuestra fuerza pública y más agendas concretas. Si bien, venimos de un gobierno en el que su fuerte no fue la seguridad, la llegada del ministro de Defensa, Iván Velásquez, la está agudizando más.

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Nuestros policías no pueden seguir entregados como carne de cañón, tampoco puede romantizarse el hecho de que por hacer su trabajo ahora sean secuestrados. Si la capacidad de negociación frente a sucesos tan lamentables es tan débil, preocupa imaginar el escenario en el que veremos enfrentado al país durante estos cuatro años.

La seguridad es un derecho, no proporcionarlo es aumentar la incertidumbre que muchos tienen, y no, la incertidumbre no es culpa de nadie diferente al desorden del gobierno, a la falta de una comunicación que hable de manera concreta con la verdad. Nuestra fuerza pública hoy desmoralizada exige respeto, y el país también.

Es un ataque la forma en la que, en medio de una democracia, se trata a quienes no aplauden al presidente y su gobierno.

Al Oído: ¡Nuestros policías no son carne de cañón!