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Superindustria investiga si la orden de parar Viva Air salió de Avianca

Presidente y director legal de Avianca, renuentes a responder diligencia de la SIC.

La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) investiga quién dio la orden de parar súbitamente las operaciones de Viva Air. Detrás de la decisión que afectó a 17.000 pasajeros podría estar Avianca.

Si es así, esto constituiría la prueba reina de que las dos aerolíneas se habrían integrado por la puerta de atrás, sin contar con la autorización de la Aerocivil, y que además adoptaron la decisión de parar Viva para presionar la aprobación de la operación de integración.

En el evento de que esto se llegue a comprobar Avianca y Viva Air podrían ser objeto de la mayor multa en la historia de la aviación en Colombia. Tendrían que pagar hasta 8 billones de pesos, equivalentes al 20 por ciento del patrimonio de las compañías.

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La averiguación preliminar arrancó el jueves con dos operaciones simultáneas de investigadores de la Superindustria en las sedes administrativas de Viva Air en Rionegro, Antioquia, y de Avianca en Bogotá.

Más de 20 funcionarios llegaron hasta las sedes para iniciar una averiguación sobre la cadena de mando de la orden que afectó a 17.000 ciudadanos, provocó un colapso en el servicio público de transporte y probablemente afectó la libre competencia que debe existir en esa actividad.

Las llamadas visitas administrativas de la Superintendencia Delegada para la Protección de la Competencia de la SIC tienen características muy parecidas a la de un allanamiento judicial.

Los funcionarios de Superindustria están legalmente autorizados para interrogar a cualquier funcionario y para copiar el contenido de computadores, tabletas y teléfonos celulares de cualquier persona que pueda haber participado en la decisión.

La visita, que tuvo lugar el jueves, viernes y sábado, extrajo una enorme cantidad de información de las dos aerolíneas que será analizada en laboratorios forenses.

Además obtuvo declaraciones sobre hechos que documentarían que la integración no autorizada venía operando entre otros asuntos con la compra de combustible para los aviones en donde las dos aerolíneas ya vendrían actuando de común acuerdo sobre la selección del proveedor y el precio por el galón de alto octanaje.

Los investigadores también habrían hallado pistas de que la instrucción para cesar súbitamente las operaciones de Viva Air, con el consecuente caos que ha afectado a miles de personas, vino de Avianca que en la práctica controla la mayoría accionaria de Viva Air, con todos los derechos económicos aunque –teóricamente– sin derechos políticos hasta que se produzca la autorización de integración.

Hay declaraciones que señalan que esa decisión, que pretendía arrodillar al gobierno para logar el permiso de integración, fue consultada con los accionistas y no solo con la junta directiva y los organismos formales de decisión de Viva Air.

Para establecer la realidad de esto los investigadores de la Superindustria requirieron desde el jueves la declaración presencial del presidente de Avianca Adrián Neuhaser y del Consejero General de la Aerolínea, valga decir de la principal autoridad en materia legal de la empresa, el abogado Richard Galindo.

A pesar de que el requerimiento es de obligatorio cumplimiento, ni el presidente Neuhauser, ni el director legal de Avianca Richard Galindo acudieron a las diligencias presenciales el jueves 2 de marzo.

Esto por sí solo podría ser una falta sancionable por incumplimiento de las instrucciones y obstrucción de la visita.

Los dos altos dignatarios de la aerolínea que se mostraron renuentes a la declaración, salieron del país en las siguientes horas del requerimiento y de esta manera justificaron su ausencia en la citación para rendir declaración presencial.

¿Por qué el carácter presencial es determinante en este tipo de declaración? Porque usualmente los investigadores piden los teléfonos celulares, cualquier dispositivo móvil de comunicación y los computadores de las personas requeridas con el propósito de establecer con quienes se ha comunicado y a qué horas, además de mirar mensajes de texto y correos electrónicos –entrantes y salientes– para determinar si la orden del cese súbito de operaciones habría salido o pasado por alguno de los funcionarios.

Mientras el jueves en la mañana la Superindustria iniciaba esa diligencia los señores Adrián Neuhauser, presidente de Avianca, y su consejero legal Richard Galindo estaban en la Casa de Nariño en una reunión en la que habrían participado el ministro de transporte Guillermo Reyes, el director de la Aerocivil Sergio París, la superintendente de puertos Ayda Ospina y, según algunas versiones, también el ministro de comercio Germán Umaña.

La reunión que tuvo lugar en el Salón Obregón de la sede presidencial y tenía por objeto la superación del colapso creado por la decisión del cese súbito de operaciones. Esa reunión terminó al mediodía del jueves.

Lo que procedía para los directivos de Avianca es que una vez concluida la reunión acudieran, con sus aparatos de comunicación, a la sede de la aerolínea para atender el requerimiento legal de la Superintendencia de Industria y Comercio pero los funcionarios optaron por otra alternativa.

El presidente de Avianca Adrián Neuhaser simplemente no volvió a la oficina. En ese día de crisis decidió no acudir a su despacho por la tarde. El lugar de eso, salió del país ese jueves pasadas a las 11:40 de la noche en un vuelo de Delta con destino a Nueva York. Los investigadores tienen evidencias de que el tiquete fue comprado hacia las 11 de la mañana del jueves 2 de marzo.

Es decir a una hora en la que ya se sabía plenamente que los funcionarios de la Superintendencia de Industria y Comercio requerían su presencia en la sede de Avianca para responder a la diligencia.

El presidente de Avianca sostiene que vive fuera de Colombia y que el viaje había sido programado con anterioridad. ¿Si el viaje era programado porque el tiquete fue comprado ese mismo día? ¿Por qué el presidente de Avianca decidió volar por Delta?

Algo parecido hizo el consejero legal. Richard Galindo salió a las 6 y media de la mañana del viernes hacia Lima, él sí en un vuelo de Avianca. Argumenta que su viaje estaba programado con anticipación y como prueba entrega el récord de reservas en Avianca, manejado por la misma aerolínea.

Esto ya sería suficientemente desconcertante pero hay más.

El presidente de Avianca accedió a dar su declaración virtual y a distancia el viernes 3 de febrero desde Nueva York y allí anunció que los investigadores podían ver su computador portátil y su teléfono celular porque –increíblemente– los había dejado en Colombia y en su oficina.

Es raro que en esta época cualquier persona, menos aún un alto ejecutivo que está lidiando con una crisis de su sector, viaje sin su teléfono celular pero así lo hizo el presidente de Avianca. Desde luego los dos aparatos no contienen pruebas de nada, son inocentes como un niño el día de su primera comunión.

En la diligencia el presidente de Avianca lució evasivo sobre su conocimiento del funcionamiento de la empresa Investment Vehicle One, que es la compañía Holding de Avianca y la titular de la mayoría accionaria de Viva.

Adrián Neuhauser es miembro de la junta directiva de esa holding.

Por su parte el abogado Galindo que tan oportunamente salió para Lima dijo que nada tenía que ver Avianca con la decisión de paralizar Viva. Sus dispositivos móviles se fueron con él a la capital del Perú.

Independientemente del resultado de la investigación por prácticas restrictivas de la competencia; los dos altos funcionarios de Avianca podrían ser sancionados por incumplir las instrucciones de la Superintendencia de Industria y Comercio y por obstruir la visita de los investigadores.

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