<b>Martha Hidalgo, venezolana de 24 años</b>,<b> había recibido mensajes advirtiéndole sobre una cuenta de Instagram que estaría suplantando su identidad</b>. Hizo lo que estaba a su alcance: denunció la cuenta y advirtió a sus seguidores de esta segunda cuenta.Nunca se imaginó que dos años después, l<b>a contactarían varios hombres diciéndole que la amaban, que la habían esperado en un avión a Curazao o incluso a la entrada del concierto de Bad Bunny. </b>Sin entender nada, estos jóvenes enamorados le explicaron que existía una mujer colombiana que se hacía pasar por ella desde hace varios años.Martha logró contactar a esta mujer, quien le aceptó que “había creado ese perfil falso durante dos años enteros. <b>Ella me contó por videollamada su situación, donde al parecer estaba pasando por una enfermedad mental, </b>quise ser empática con ella” ya que no quería ser responsable de las decisiones que pudiera tomar esta mujer después de la conversación.<b>La colombiana le explicó a Martha que no se sentía a gusto con su apariencia física, razón por la cual había optado por utilizar sus fotos para construir lazos afectivos con otras personas.</b>Después de la sentida conversación, Martha pensó que la cuenta se suspendería. Por esta razón, decidió denunciarla ante la Fiscalía, “no para que vaya a la cárcel ni pague una multa, pero si para que se comprometa con el estado venezolano y colombiano para no volverlo a hacer (...) y evitar cualquier tipo de contacto conmigo o mi familia”.Por su parte, <b>Yefrin Garavito, director del laboratorio de informática forense de la UID, advirtió que los delitos cibernéticos han tenido un incremento sustancial en los últimos años.</b>“La mejor forma de evitar este tipo de situaciones que no es algo exclusivo de las redes sociales, es<b> evitar compartir cierta información nuestra que pueda llegar a ser utilizada,</b> en el peor de los casos, en transferencia no consentida de activos o ante una entidad bancaria”.<b>Recomendó denunciar los hechos ante las plataformas y autoridades nacionales </b>y explicó que, por el Convenio de Budapest sobre cibercriminalidad, permite que a través de mecanismos de cooperación internacional, se pueden identificar las direcciones IP de quienes utilizan las redes sociales. <b>Aclaró que estas solicitudes deben hacerse basándose en una orden judicial, por lo cual es esencial denunciar lo sucedido a la Fiscalía.</b>