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China asegura que no hay rastros de la variante delta del COVID-19 en el país

Según los datos epidemiológicos en tiempo real no hay rastros de la variante delta en el país, ni de una combinación entre esta cepa y la ómicron.

China. COVID-19 (Photo by Chen Guanyan/China News Service/VCG via Getty Images) / GT

El director del Centro de Control de Enfermedades de China, Xu Wenbo, aseguró este miércoles que los datos epidemiológicos en tiempo real no muestran rastros de la variante delta en el país, ni de una combinación entre esta cepa y la ómicron.

Xu declaró ayer por la noche en una entrevista a la cadena estatal CCTV que las cepas BA.5.2 y BF.7 son las variantes dominantes en China y representan más del 80 por ciento de los casos en el gigante asiático.

“Desde principios de diciembre, nueve variantes de ómicron han estado circulando en China y fueron responsables de la gran mayoría de los nuevos casos”, afirmó el experto.

Sin embargo, destacó que en la actualidad un total de 31 cepas de ómicron están presentes en la parte continental del país, incluidas las variantes BQ.1 y XBB, que son las que, según Xu, están aumentando los casos en otros países.

Estas cifras van en concordancia con las ofrecidas ayer por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pudo al fin presentar datos sobre casos de covid-19 en el gigante asiático tras recibir la información pertinente de las autoridades chinas.

“Ninguna nueva variante o mutación significativa ha sido identificada en los datos de secuenciación públicamente disponibles”, señaló en un comunicado la OMS tras una reunión del grupo de sus expertos sobre la evolución del virus de la covid con representantes del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China (CDC).

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China, en boca de su portavoz de Exteriores Mao Ning, aseguró este miércoles haber “compartido datos e información” sobre los casos de covid registrados en el país asiático “de forma responsable”, y volvió a pedir a la comunidad internacional que evite “politizar la pandemia”.

La rápida propagación del virus por el país tras retirar la política de “cero covid” ha sembrado dudas sobre la fiabilidad de los datos oficiales de contagios y muertes, que han registrado apenas un puñado de fallecimientos recientes por la enfermedad pese a que localidades y provincias han calculado que una proporción significativa de sus poblaciones se ha contagiado.

El país asiático anunció a finales de diciembre que reabrirá sus fronteras el próximo 8 de enero, por primera vez desde marzo de 2020, lo que ha provocado que varios países hayan decidido en los últimos días exigir a los viajeros procedentes del país asiático test negativos de covid para viajar a sus territorios.

Pekín calificó de “desproporcionadas” las restricciones que han impuesto varios países a los viajeros procedentes de China, como requerir test negativos de covid a los pasajeros llegados del país asiático.

A partir del 8 de enero, la COVID dejará de ser una enfermedad de categoría A en China, el nivel de máximo peligro y para cuya contención se exigen las medidas más severas, para convertirse en una de categoría B, que contempla un control más laxo, marcando así en la práctica el fin de la política de ‘cero covid’, desmantelada por las autoridades después de que se produjesen protestas.