<b>Ernesto Canoa dialogó con La W y contó la historia de su padre</b>, un comerciante que se ganó la vida y sacó adelante a su familia gracias a los <b>aviones Mirage de la Fuerza Aérea Colombiana</b> (FAC).El padre de Ernesto era un hombre nacido en Choachí, Cundinamarca, y vio una oportunidad única en las llantas de los aviones de la FAC.“Mi papá era vendedor y comprador de chatarra, nació en Choachí, Cundinamarca. Él compró un lote y vio una cantidad importante de llantas, <b>les dijeron que los aviones Mirage cada cinco aterrizajes tenían que cambiar sus llantas</b>”, dijo.“<b>Lo cierto es que pidió que le vendieran tres o cuatro. Con esa mentalidad de negociante</b>, llegó a Bogotá y descubrió que no tenían labrado, las adaptó como llantas de segunda mano. Se le ocurrió que los montacargas podrían usarlas”, relató.Además, contó que el precio en el que su padre compraba estas llantas era muy bajo porque la Fuerza Aérea las veía como un desecho.“<b>La venta tenía un precio inferior a una nueva</b>, pero el precio al que él las compraba en la base de Palanquero era casi de transporte, eran un desecho para la FAC”, indicó.Canoa también mencionó que <b>desconoce si el exitoso negocio que había creado su padre en Bogotá alguien lo continuó</b>.