Algunas ONG suspenden actividades en Afganistán tras veto a empleo de mujeres
El pasado 24 de diciembre el Gobierno talibán ordenó a las diferentes ONG suspender los contratos laborales de mujeres afganas.
Varias ONG extranjeras anunciaron este domingo 25 de diciembre que suspendían sus actividades en Afganistán después de que los talibanes prohibieran trabajar a las mujeres en este tipo de organizaciones.
A la espera de “aclaraciones” sobre esa decisión, “suspendemos nuestros programas y exigimos que hombres y mujeres puedan continuar” en igualdad de condiciones “con nuestra ayuda para salvar vidas en Afganistán”, afirmaron en un comunicado Save the Children, el Consejo Noruego para los Refugiados y CARE Internacional.
Otra ONG, el Comité Internacional de Rescate (IRC) también anunció poco después que suspendía sus actividades en el país, subrayando que 3.000 de sus 8.000 empleados eran mujeres. “Si no estamos autorizados a emplear a mujeres, no estamos en capacidad de prestar servicios a quienes lo necesitan, dijo en un comunicado esta organización presente en Afganistán desde 1988.
Decenas de ONG y altos cargos de la ONU que operan en Afganistán se habían reunido el domingo para abordar la actual situación.
“Si (las autoridades) no están en condiciones de revocar esta decisión (...), será muy difícil continuar y proporcionar ayuda humanitaria de manera independiente y justa, porque la participación de las mujeres es muy importante”, declaró a AFP el coordinador humanitario de la ONU para Afganistán, Ramiz Alakbarov.
La Organización de la Conferencia Islámica (OCI), condenó el domingo 25 de diciembre el veto educativo y su secretario general, Hissein Brahim Taha, llamó “enérgicamente” al régimen talibán a revisar su decisión, considerándola “contraria a los intereses del pueblo afgano”.
Le puede interesar
Impacto “devastador”
En la misiva enviada el sábado 24 de diciembre de 2022 a las ONG, el ministerio de Economía les ordenaba dejar de emplear a mujeres bajo la amenaza de perder su autorización para poder trabajar en el país.
Justificaba la decisión en que había recibido “quejas” de que las mujeres que trabajaban en estas organizaciones no respetaban el uso del velo islámico.
En Afganistán, las mujeres están obligadas a cubrirse el rostro y el cuerpo entero.
Según la ONU y las agencias de cooperación, más de la mitad de los 38 millones de habitantes del país necesitarán ayuda humanitaria durante el duro invierno.
Decenas de organizaciones trabajan en regiones remotas de Afganistán y muchas veces emplean a mujeres, y varias de ellas advirtieron que esta prohibición obstaculizaría sus labores.
“La prohibición tendrá un impacto en todos los aspectos del trabajo humanitario, puesto que las mujeres empleadas tienen puestos clave en proyectos enfocados a la población femenina vulnerable del país”, declaró este domingo a la AFP un alto cargo de una oenegé extranjera.
“No queremos suspender la ayuda de inmediato, puesto que perjudicaría al pueblo afgano”, señaló el enviado de la ONU, Ramiz Alakbarov, subrayando que el veto tendría un impacto “devastador” en la ya deteriorada economía del país.
En los últimos meses, los talibanes, que regresaron al poder en agosto de 2021, han estrechado el cerco sobre las mujeres.
Hace menos de una semana fueron vetadas de las universidades del país por “no respetar” el código de vestimenta. Y desde marzo, tampoco pueden acudir a las escuelas secundarias.
Las mujeres también están excluidas de numerosos empleos públicos y no pueden viajar sin la compañía de un pariente varón. Los talibanes les prohibieron igualmente acceder a parques, jardines, gimnasios y baños públicos.
“Un infierno para las mujeres”
“Este último retroceso flagrante de los derechos de las niñas y las mujeres tendrá consecuencias de gran alcance para la prestación de servicios de salud, nutrición y educación a los niños”, tuiteó el domingo el director regional de Unicef, George Laryea-Adjei.
Una mujer afgana, de 27 años, contó bajo condición de anonimato que tenía que empezar a trabajar el domingo en una ONG internacional.
“El arduo trabajo que he realizado en los últimos años en el campo de la educación se ha hecho añicos”, declaró a la AFP.
Para Shabana, de 24 años, empleada de una ONG en Kabul, la situación también dio un vuelco.
“Somos quince en mi familia y soy el único apoyo, si pierdo mi empleo, mi familia morirá de hambre”, dijo. “Mientras ustedes celebran la llegada del año nuevo, Afganistán se ha vuelto un infierno para las mujeres”.