Con breve discurso, Bolsonaro evitó hablar de su derrota ante Lula en elecciones
Luego de 48 horas de que se conocieran los resultados de las elecciones, Jair Bolsonaro agradeció los 58 millones de votos que recibió.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dio a entender este martes que admite su derrota electoral, aunque sin ser del todo explícito, y desautorizó los métodos de los camioneros que bloquean carreteras y piden un golpe militar frente a la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro, unas 45 horas después de la confirmación del resultado de las elecciones del pasado domingo, rompió el silencio con un breve pronunciamiento de cuatro minutos en el que agradeció los 58 millones de votos que recibió del electorado.
El líder de la ultraderecha perdió los comicios por una estrecha diferencia de 1,8 puntos porcentuales frente a Lula, y no había sido visto en público desde la mañana del domingo, cuando votó en Río de Janeiro, además de haber dejado mudas sus redes sociales, que siembre han tenido una febril actividad.
Al manifestarse, no hizo alusión al resultado, no reconoció su derrota ni cantó victoria, ni tuvo el gesto democrático de felicitar al líder progresista, ya proclamado como presidente electo.
Sin embargo, afirmó que mientras sea presidente y como ciudadano, seguirá “siendo fiel a la Constitución”.
También agradeció a los 58 millones de electores que votaron por él el pasado domingo y expresó el “honor” que significa “ser el líder” de esas personas que, como él, defienden los valores conservadores que están impresos en su lema: “Dios, Patria y Familia”.
“La derecha surgió de verdad en este país”, declaró arropado por ministros y parlamentarios de su base aliada.
Tras la declaración de Bolsonaro, el ministro de la Presidencia, Ciro Nogueira, responsable por el proceso de transición, sí se refirió a Lula como “presidente electo”.
“Con base en la ley, iniciaremos el proceso de transición”, indicó Nogueira, con lo cual despejó las dudas que aún hoy dejó sembradas el líder de la ultraderecha en su pronunciamiento.
De hecho, Nogueira ya ha conversado al respecto con la campaña de Lula desde el lunes, pese al silencio que mantenía Bolsonaro.
Este mismo martes, el equipo de Lula reconoció las conversaciones “republicanas” y “democráticas” con Nogueira y anunció que el equipo de transición será coordinado por Geraldo Alckmin, en su condición de vicepresidente electo.
Un crítico recado a los camioneros golpistas
En medio del silencio de Bolsonaro, grupos de camioneros han bloqueado carreteras en casi todo el país desde la madrugada del lunes.
Según varios de los cabecillas de ese movimiento, la protesta sólo acabará cuando “el Ejército intervenga” para “impedir que vuelva el comunismo”.
“Estamos llamando al presidente para que invoque el artículo 142 de la Constitución. Intervención militar ya. Nosotros del pueblo queremos eso”, dijo hoy a EFE Fabrício Barros, un camionero que participaba en un bloqueo en Río de Janeiro.
Sobre esas protestas, Bolsonaro dijo en su pronunciamiento de este martes que “los movimientos populares son fruto de indignación y sentimiento de injusticia por cómo se dio el proceso electoral”.
Agregó que “las manifestaciones pacíficas siempre serán bienvenidas”, pero reforzó que sus métodos “no pueden ser los de la izquierda, que siempre perjudicaron a la población, como la invasión de propiedades, la destrucción de patrimonio” y no permitir “el derecho de ir y venir”.
El triunfo de Lula ha sido reconocido por todas las instituciones del país, por todos los partidos, entidades empresariales y por más de un centenar de gobernantes extranjeros, que han felicitado al líder progresista o hasta ya han conversado con él por teléfono.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, incluso decidió viajar a Sao Paulo este lunes para saludar a Lula y felicitarlo personalmente.
A esos reconocimientos, este martes se sumó otro. La campaña de Lula anunció que asistirá como presidente electo a la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27), que se realizará entre el 6 y el 18 de noviembre en Egipto.
Será su regreso a la escena internacional y su primer compromiso de envergadura en el exterior, antes de su toma de posesión, el 1 de enero de 2023.