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Testimonio de paramilitar podría resolver crimen de profesor cometido hace 20 años

El presunto asesino es un próspero empresario de gran figuración social en la costa.

Colombia

El próximo 10 de octubre se cumplen 20 años del asesinato del abogado, economista, profesor y empresario Gustavo de Silvestri. El doctor De Silvestri era profesor de la Universidad del Atlántico, la Libre y la CUC en Barranquilla. También fue miembro y presidente del consejo directivo de la empresa Coolechera.

Era un hombre jovial y ponderado, miembro de la lista de árbitros de la Cámara de Comercio de Barranquilla, que vivía una vida tranquila, sin estrecheces y sin grandes lujos.

Tenía 57 años y estaba en la plenitud de su vida intelectual. Quienes fueron sus alumnos lo recuerdan por sus clases llenas de humor, de ejemplos interesantes y de teorías novedosas.

Aparentemente, no tenía enemigos. Manejaba él mismo su carro, una vieja camioneta blanca que, de vez en cuando, se recalentaba. Ese jueves 10 de octubre de 2002 llegó antes de las 8 de la mañana al edificio Ivonne donde vivía, en el barrio Altos de Riomar. Venía de dar una clase tempranera en la Universidad Libre. Estacionó y, con cordialidad, le pidió al vigilante un poco de agua para refrescar el radiador de la camioneta.

En El Reporte Coronell:

Cuando cerró el capó, un hombre se le acercó por la espalda y le vació los seis tiros de un revólver. El sicario se alejó caminando y fue recogido por un cómplice en una motocicleta azul. Nada pudieron hacer los médicos de la Clínica del Caribe a donde un hijo llevó al mortalmente herido doctor De Silvestri.

Las hipótesis sobre la autoría del crimen iban desde la guerrilla hasta los paramilitares: ¿Lo habían matado por ser profesor? ¿Le cobraban alguna decisión como árbitro comercial? ¿Tenía que ver con su actividad como empresario?

En un proceso de Justicia y Paz, un paramilitar aceptó que el homicidio fue ordenado por las AUC y, por línea de mando, quedó atribuido a Salvatore Mancuso. Esa especie de aceptación colectiva de responsabilidad impidió que se supiera quiénes eran los autores directos del asesinato que, como muchos otros, parecía destinado a la impunidad.

Sin embargo, hace pocas semanas, un jefe paramilitar desmovilizado envió una carta al presidente Gustavo Petro, a la vicepresidente Francia Márquez, al ministro de Justicia, a la procuradora y al fiscal general en donde da detalles puntuales del homicidio y señala entre los responsables a un empresario que ha vivido en la legalidad todos estos años.

El cabecilla paramilitar autor de la carta al presidente se llama Juan Francisco Segura Gómez y operó con los alias de ‘Mario’ y ‘El Alacrán’. Asegura que quiere aliviar su conciencia señalando a criminales que son parte del jet-set y que le entrega la información a Petro porque vio uno de sus debates parlamentarios destapando los tentáculos del paramilitarismo.

En su carta dice: “Es mi deber esclarecer el asesinato del presidente del consejo directivo de la empresa Coolechera, Gustavo Alexis de Silvestri Saade”, y señala entre los autores del crimen al empresario Darío Laíno Scopetta. Un hombre del que habíamos hablado en El Reporte Coronell hace unos meses, porque la Fiscalía lo investiga como presunto miembro de la red financiera de ‘Jorge 40′.

Laíno Scopetta, conocido con el remoquete de ‘Ojos Azules’, es el dueño de Agro Inversiones Laíno y de la compañía de blindaje de carros Blinco Limitada de Barranquilla. También posee extensas haciendas, entre ellas Patio Largo y La España.

La Fiscalía tiene fuertes indicios de que Laíno Scopetta, Salvatore Mancuso y ‘Jorge 40′ viajaron juntos a Estados Unidos para comprar armas en el mercado negro con el propósito de dotar los bloques paramilitares que ejecutaron masacres que enlutaron al país. Así lo ha declarado ante la justicia el propio Mancuso.

A pesar de esas declaraciones e indicios a Laíno Scopetta, ‘Ojos Azules’, nada le ha pasado: vive una vida de lujos y clubes en la capital del Atlántico.

Según la carta del paramilitar, Laíno Scopetta era el señalador y autor de numerosos homicidios cometidos en la costa por los paramilitares, entre ellos el del profesor De Silvestri, a quien habrían matado para tomar control completo de la empresa Coolechera.

Darío Laino Scopetta y ‘Jorge 40′ habían amenazado a directivos de Coolechera para obligarlos a renunciar, pero el profesor De Silvestri no quiso hacerlo.

Las renuncias forzadas buscaban imponer en la gerencia de la empresa lechera a una ficha de los paramilitares. Según el testimonio, se trata de José Manuel Orozco, conocido como ‘El Pollo’, quien también habría participado en el plan para asesinar al profesor.

La larga impunidad de 20 años parece estar llegando a su fin. Hace dos días, un fiscal especializado ante los jueces penales de Barranquilla llamó a indagatoria a Darío Laíno Scopetta y a José Manuel Orozco Ovalle como presuntos determinadores del homicidio del doctor Gustavo de Silvestri.

El oficio del fiscal afirma que se investiga si ellos dieron la orden para asesinar al profesor De Silvestro en una reunión efectuada en la finca Los Cocos, en Sitio Nuevo Magdalena.

La decisión también ordena identificar e individualizar a Carlos Tomás Severini, gerente del Fondo Ganadero del Magdalena, a alguien conocido como “el mono Lafaurie” y a otro mencionado como ‘El Gordo Dangond’.

En Colombia en donde rara vez se resuelve un asesinato como este parecen surgir pistas claras, 20 años después.

Posdata

Sigo trabajando para que la exsenadora Aída Merlano pueda contar aquí, en La W, por qué quiere regresar a Colombia.

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