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La derecha toma leve ventaja en elecciones de Suecia

El bloque de derecha de Suecia parecía encaminado a derrotar a la izquierda de la primera ministra Magdalena Andersson en las elecciones generales del domingo, al exhibir una levísima ventaja gracias al avance de la extrema derecha, con 93% de los distritos electorales escrutados.

Magdalena Andersson y Mikael Damberg. Foto: Gettyimages / JONAS EKSTROMER

Así las cosas, la derecha obtendría una mayoría absoluta de 176 de los 349 escaños del Parlamento, mientras que la izquierda se quedaría con los restantes 173.

Las autoridades electorales indicaron que no esperan tener un resultado final hasta el miércoles, cuando se hayan contado los votos del exterior y las boletas del voto adelantado.

Dos encuestas realizadas a boca de urna habían dado una leve ventaja al bloque de la izquierda liderado por la primera ministra saliente, la socialdemócrata Magdalena Andersson.

Pero el líder del conservador Moderados, Ulf Kristersson, dijo que si bien los resultados electorales pueden variar, “estoy listo para construir un gobierno nuevo y fuerte”.

Los Moderados y otras dos pequeñas formaciones de derecha se aliaron con los Demócratas de Suecia (SD), un partido de extrema derecha nacionalista y antimigrante.

El partido SD tendría alrededor de 20,7% de los votos que, en caso de ser confirmado, los convertiría en la segunda mayor agrupación del país, por encima de los Moderados.

La campaña electoral estuvo dominada por temas cercanos a los votantes de derecha, como los tiroteos de las pandillas, la inmigración y la integración.

Los socialdemócratas de Andersson seguirían siendo el partido más grande del país, con 30,5% de los votos, mientras que los Moderados caerían al tercer lugar con 19%.

Eso sería un duro golpe para Kristersson, quien orquestó el giro en la política sueca al abrir conversaciones exploratorias en 2019 con SD, tradicionalmente vistos como “parias” por los demás partidos.

Las otras formaciones de derecha, los Demócrata Cristianos y los Liberales, también se les acercaron.

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- “Pinta bien” -

“Nuestra meta es estar en el gobierno. Nuestra meta es un gobierno de mayoría”, declaró el líder del SD, Jimmie Akesson, a una multitud de simpatizantes la noche del domingo.

“Pinta bastante bien ahora”, expresó.

En el mismo tono, el secretario del partido, Richard Jomshof, dijo a la televisión pública SVT que “no cree” que las otras formaciones puedan prescindir del SD y que tendrá una influencia fuerte en la política sueca.

Por su parte, Andersson, una exministra de Finanzas de 55 años, hizo campaña con la propuesta de en formar un gobierno con los partidos pequeños Izquierda, Centro y Verdes.

Los socialdemócratas gobiernan Suecia desde 2014 y dominan la vida política del país desde los años 1930.

“Los socialdemócratas hemos tenido una buena elección”, declaró Andersson a sus seguidores la noche del domingo. “La socialdemocracia sueca continúa fuerte”.

- Cambio importante -

Los dos bloques enfrentan divisiones internas que podrían motivar prolongadas negociaciones para formar un gobierno de coalición.

En la derecha, los Liberales han dicho que se oponen a que SD obtenga puestos en el gabinete, recordó la politóloga Katarina Barrling.

Ellos prefieren que la extrema derecha permanezca en el trasfondo como un apoyo informal en el Parlamento.

Sin embargo, dijo, existe “presión para tener un gobierno unido y efectivo” instalado rápidamente.

Suecia encara una crisis económica, está en medio de un proceso histórico de adhesión a la OTAN y deberá asumir la presidencia de la Unión Europea en 2023.

El fin del aislamiento del SD y la perspectiva de que se convierta en el mayor partido de derecha es “un cambio enorme en la sociedad sueca”, señaló Anders Lindberg, editorialista del diario izquierdista Aftonbladet.

Nacido de un movimiento neonazi a finales de los años 1980, el surgimiento del SD se dio con una fuerte entrada de inmigrantes. El país de 10 millones de habitantes recibió casi medio millón de buscadores de asilo en una década.

El auge del SD también se da en momentos que Suecia lucha por combatir la escalada de violencia pandillera atribuida a batallas por la venta de drogas y armas.