Las temibles bandas criminales de Medellín están en tregua
Hablamos con Daniel Prado, el abogado defensor de derechos humanos, que estaría detrás del cese al fuego de “los combos”.
Las más temibles bandas delincuenciales de Medellín llevan casi un mes sin disparar un tiro. Este fin de semana el diario El Colombiano publicó un artículo que empieza diciendo: “En una reunión donde nadie se identificó, y que sucedió hace menos de un mes, se decidió que todas las bandas de Medellín entraban en una tregua indefinida: nada de muertes, nada de venganzas, nada de peleas por poder. Fue un acuerdo rápido. Los capos de las grandes estructuras de la ciudad quieren pisar pasito porque todos quieren la “paz total” del presidente Gustavo Petro”.
El artículo señala que la orden de cese al fuego ha venido tanto de los cabecillas en los barrios como de los antiguos capos de la llamada Oficina que están en las cárceles.
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En el proceso de “paz total” están comprometidos ‘La Oficina’, ‘La Terraza’, ‘El Mesa’, ‘Los Chatas’ y ‘Los Triana’.
Señala el periódico que la instrucción de silenciar las armas recorrió las calles de Manrique, San Javier y Castilla. En esas zonas se está respirando hoy un aire de tranquilidad que no se veía desde hace cuarenta años, para que hablemos claro ese ambiente no se veía en las comunas desde antes de la formación de las estructuras delincuenciales que nacieron con Pablo Escobar y el cartel de Medellín.
La mayoría de los llamados “combos” ha acatado la orden de cese al fuego. La semana pasada el alto comisionado de paz Danilo Rueda se dirigió a las únicas dos bandas de Antioquia que no han entrado en la tregua para que demuestren su voluntad de paz. Desde Ituango, Rueda dijo: “Hacemos un llamado en esta región a los Pachely y a los Caparros para que manifiesten su disposición en apostar a la paz total. El llamado es a que ellos piensen si el ejercicio de la violencia para acumular o proteger riqueza les está generando felicidad y si eso está propiciando un bienestar para ellos mismos y sus familias”.
El Colombiano asegura que el proceso de persuasión que produjo el alto al fuego de las bandas criminales empezó a gestarse hace meses durante la campaña presidencial y de la mano de organizaciones civiles de los barrios que sostienen contactos humanitarios con “los combos”.
Menciona el artículo a Sinergia, un proyecto que agrupa a varias organizaciones sociales de los barrios, y que había intentado ya un proceso de paz en la época de la alcaldía de Federico Gutiérrez, el contendor de Gustavo Petro en la campaña.
Aquel proceso se frustró por la captura de Gustavo Villegas quien arrancó, como ahora, buscando la paz pero terminó involucrado con la Oficina de Envigado de acuerdo con documentos y decisiones judiciales.
En el proceso actual se mencionan tres personas que llevarían meses trabajando en este propósito: Uno el del actual comisionado de paz Danilo Rueda, quien era hasta hace unas semanas director de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz; el segundo es Juan Fernando Petro, hermano del presidente y quien fue descubierto durante la campaña en una controvertida visita al pabellón de la parapolítica de la cárcel La Picota en Bogotá; y el tercero es un conocido abogado defensor de derechos humanos Daniel Ernesto Prado.
Daniel Ernesto Prado, un abogado defensor de derechos humanos cuya labor ha sido internacionalmente reconocida y galardonada. Apenas el año pasado estuvo postulado al premio nacional de derechos humanos por haber dedicado toda su vida a defenderlos.
Las temibles bandas delincuenciales de Medellín, después de décadas de muerte, están en tregua. Llevan casi un mes sin activar los gatillos y parecen dispuestas a entrar a un proceso de paz. Para hablar con el demonio se necesita que alguien baje al infierno a buscarlo. Las posibilidades de salir chamuscado en la visita son grandes.