“Es la hora de la paz, ningún acto me hará pensar lo contrario”: presidente Petro

Colombia

Luego del ataque a la avanzada del presidente Gustavo Petro en Norte de Santander y mientras las autoridades investigan si el ELN o las disidencias de las Farc están detrás del hecho que tuvo retenido durante varias horas a un conductor de la UNP, son muchas las opiniones.

Urge acelerar políticas de seguridad en las zonas más afectadas por violencia y economías ilegales. Es urgente materializar el discurso en acciones concretas de protección de la vida, una potencia de vida no puede descuidar la agenda de seguridad, al contrario.

Urge que el fiscal general de la Nación le diga al país qué pasó con los recursos de la paz, porque precisamente esos recursos afectan a que la seguridad no llegue a veces a líderes, e incluso, hacen que la paz se marchite por falta de cumplimiento.

En un país donde la pobreza es descontrolada, al igual que la corrupción y la violencia, donde la lealtad y coherencia política escasean, es necesario abrir un capítulo para aprender a relacionarnos, reconocernos y perdonarnos. La violencia no puede seguir siendo nuestro lenguaje.

“No importa qué tendencia ideológica se tenga, lo sucedido con la avanzada del presidente Gustavo Petro nos debe hacer a todos rechazar ese actuar. Es preocupante que la Inteligencia del Estado ni siquiera tenga identificado cuál grupo cometió este atentado. Ahora, este es uno de los síntomas de una Colombia enferma y una degradación de orden público en ciertas regiones”, puntualizó Catalina Suárez.

Un conteo doloroso que debe parar

En Colombia, ese reloj que nos habla desde el dolor nos recuerda que cada 36 horas se está asesinando un líder social.

El año pasado fuimos calificados como el país más peligroso para los líderes ambientales y cerramos el 2021 con 96 masacres. En lo corrido del 2022 se han cometido 50 masacres, lo que significa que tenemos 8 masacres al mes: es decir, 2 por semana.

De los firmantes del Acuerdo de Paz, del Partido Comunes, han asesinado a 303 excombatientes.

Urge que ese reloj pare.

¿Y qué nos frena?

Lo que nos frena en cualquier intento de paz total son las constantes arremetidas del radicalismo que se opone y afectan la sanación de heridas, como también esos golpes de violencia que dan disidentes de la guerrilla y otros grupos ilegales.

Colombia está haciendo un importante esfuerzo por mirarse al espejo y resolver la relación con su pasado y construir un mejor futuro.

Total rechazo hacia quienes con violencia buscan imponer agenda en una Colombia que intenta ser protagonista de poner fin a una historia de paz.

La única cura para la violencia es la verdad, esa que algunos no quieren escuchar y con esta la paz.

Escuche a Catalina Al Oído este 25 de agosto: