Turismo policial: la operación que costará $35.000 millones a colombianos
Los destinos favoritos de los policías favorecidos con comisiones de estudios, diplomáticas y de servicio al exterior.
Turismo policial: la operación que costará $35.000 millones a colombianos
Colombia
En la columna de este fin de semana en Los Danieles, titulada Duque Tours, les conté que en los últimos días de su gobierno el expresidente Iván Duque usó su poder para premiar a 37 miembros de la Policía que hacían parte de su escolta, enviándolos a comisión de estudios al exterior.
La operación les costará cerca de 6.000 millones de pesos a los colombianos.
Muchos dicen que todos los presidentes lo hacen. La verdad es otra: los exmandatarios han enviado fuera de Colombia a miembros de su escolta, pero solamente dos o tres.
Nadie, antes del presidente Duque, había mandado 37 cuando la Policía solo tiene 55 miembros de la institución en comisión de estudios al exterior.
Además de esos 37 que hacían parte del esquema de seguridad del presidente Duque, su esposa María Juliana Ruíz, sus hijos y su jefa de gabinete, María Paula Correa; también fueron enviados tres policiales que trabajaban con el entonces ministro del Interior, Daniel Palacios; uno que hacía parte de la escolta del contralor Carlos Felipe Córdoba y ocho que prestaban diversos servicios en la oficina del general Jorge Luis Vargas, hasta hace unos días director de la Policía.
Así las cosas, para el resto de la institución de 170.000 hombres solo quedaron seis comisiones de estudio que fueron distribuidas así: tres para la Dirección de Inteligencia, dos para la Dirección de Recursos Humanos y una para la Dirección de Antinarcóticos.
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Reuniendo la información sobre este abuso del gobierno saliente, me encontré que, además de las comisiones de estudio, existen otras varas de premio en la Policía: son las comisiones de servicio y las comisiones diplomáticas.
Hay unos destinos favoritos y una enorme concentración de Policías en comisión diplomática en algunos países.
En la bellísima Buenos Aires, por ejemplo, han sido enviados cuatro policías, entre ellos dos coroneles. Con los cargos de agregado, adjunto, secretario y auxiliar. Una frondosa burocracia que va a Argentina no a prestar servicios sino en recompensa por servicios prestados.
En Chile hay otros cuatro policías. Encabeza la escuadra policial de Santiago de Chile, el coronel José Luis Palomino, hermano del general Rodolfo Palomino, quien fuera director de la institución. En el séquito del coronel Palomino también hay un adjunto, un secretario y un auxiliar.
Dicho sea de paso, la imagen de los policías colombianos en Chile no es propiamente la mejor porque un antiguo agregado de Policía, el coronel Faxir Ramírez un buen día se emborrachó hasta decir basta, dio un triste espectáculo en las calles de Santiago y cuando los carabineros chilenos lo llamaron al orden, la emprendió a golpes contra los uniformados. El coronel Ramírez terminó reducido por la fuerza y preso en un cuartel de carabineros en Santiago a donde lo sacaron por su condición de diplomático.
Enviado a Colombia después del escándalo en lugar de sanción, el coronel Faxir Ramírez resultó premiado. Por orden de Iván Duque y del ministro de defensa Diego Molano, fue llamado a curso de ascenso a pesar del concepto negativo unánime de la junta de generales de la Policía. Por esa razón, el agresivo borracho será general a finales de este año.
Nadie recuerda brillantes misiones de Faxir, solo que fue jefe de seguridad del presidente Andrés Pastrana.
Bueno, sigamos. Ayer les contaba que Madrid, España, ya tiene suficientes policías colombianos para abrir un CAI. Son siete en total. No demoran en montar la caseta al lado de la Embajada situada en la calle llamada Paseo del General Martínez Campos. Aunque debería llamarse el paseo del general Hoover Penilla, hasta hace poco subdirector de la institución, quien próximamente se integrará a lo que podríamos llamar el cuadrante de Chamberí en la capital española.
En México también hay siete policías en misión diplomática. Deben estar necesitando ayuda porque van a reforzar la patrulla de la alegría azteca con dos comisarias mayores que viajan a hacer las veces de secretarias de los señores oficiales.
En Panamá, que queda cerquita y está servida por numerosos vuelos, Colombia tiene tres coroneles dentro de esa diplomacia paralela que pagan los contribuyentes con cada reforma tributaria.
Estados Unidos es cuento aparte. Allí en las embajadas ante la Casa Blanca, la OEA y las Naciones Unidas hay 11 policías. Con dos patrullas y tres motos perfectamente se puede armar una subestación.
A ese cuerpo diplomático-policial se suman dos consentidos del poder: el coronel Rafael Leonardo Torres, jefe de seguridad de Iván Duque, y el coronel Álex Durán, ayudante personal del que fuera ministro de Defensa, Diego Molano.
Este último, el coronel Alex Durán, está felizmente casado con la contratista Isabel Quiroga, quien a través de su empresa Alotrópico SAS recibió 1.500 millones de pesos en contratos del mismo Ministerio de Defensa, siendo ministro Diego Molano.
La misma empresa fue beneficiada con otros 460 millones de pesos de la Presidencia de la República, cuando era director administrativo de esa entidad Diego Molano.
Isabel y sus socias fueron subalternas de Molano cuando era director de Bienestar Familiar.
Y, valga la verdad, pocas personas han hecho más por el bienestar de las familias de estas amigas contratistas, que el señor Diego Molano.