Recordando a Jaime Garzón
Mañana se cumplen 23 años del asesinato de Jaime Garzón que no ha sido resuelto.
Recordando a Jaime Garzón
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El humorista Jaime Garzón, asesinado el 13 de agosto de 1999 en Bogotá. Foto: Colprensa
- “Quiero morirme de manera singular, quiero un adiós de carnaval”.
Colombia
Fue un viernes, como este, pero hace 23 años. El aniversario se cumple mañana.
El teléfono sonó un poco antes de las 6. Al otro lado de la línea estaba mi amigo Humberto Huertas con la voz quebrada por el llanto:
—Mataron a Garzón—, me dijo.
Nunca lo llamé por el apellido, por eso demoré unos segundos en entender lo que Humberto me estaba diciendo.
Había visto a Jaime Garzón dos días antes. Nos encontramos por casualidad en El Cafecito, uno de los restaurantes satélites de ‘El Patio’, su lugar favorito, ahí en La Macarena, tan cerca al barrio obrero de La Perseverancia donde vivió buena parte de su vida.
Jaime se divertía en el restaurante, entraba a la cocina, preparaba menjurjes deliciosos, jugaba a ser mesero de las clientes bonitas. Siempre tenía una ocurrencia para hacer reír y pensar.
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Sin embargo, ese miércoles Jaime no sonreía. Me contó que había ido a la cárcel para pedirle al paramilitar preso Ángel Gaitán Mahecha que le dijera a Carlos Castaño que no lo matara. Le sugerí que saliera de Colombia al menos por unos días, pero él respondió que igual tendría que volver.
Ese día me dijo que sentía que ya lo estaban rondando para matarlo. No era paranoia. Tiempo después de su asesinato, se probó que por casi un año le habían efectuado seguimientos ilegales, ordenados por el coronel Jorge Eliécer Plazas Acevedo, conocido en el mundo de la inteligencia militar con el alias de ‘Don Diego’.
En la persecución e identificación de sus rutinas también participaron el teniente Alexander Parga y los sargentos Guillermo Lozano y Juan José Mosquera, además de dos exguerrilleros de las FARC. A ellos nada les ha pasado.
La información detallada de los movimientos de Jaime fue entregada al cabecilla paramilitar Carlos Castaño por José Miguel Narváez, años después subdirector del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, en el gobierno Uribe.
Castaño admitió que dio la orden de matarlo, pero nunca dijo con quién la consultó. La identidad de los miembros de la llamada “junta directiva” del paramilitarismo sigue siendo un secreto.
Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’, sostuvo que Mauricio Santoyo, quien llegaría a general de la Policía Nacional, jefe de seguridad de la presidencia de Álvaro Uribe y después a presidiario en Estados Unidos, participó en el exterminio de los pistoleros de la banda de ‘La Terraza’ para borrar la pista de los determinadores. El general Santoyo niega este señalamiento.
Hasta ahora, la investigación no ha llegado más arriba de José Miguel Narváez.
Uno de los retos de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, es encontrar la verdad completa del crimen de Jaime Garzón.
Tenía 38 años cuando lo asesinaron vilmente. Años atrás, cuando recién había cumplido 30, me contó que estaba asombrado de seguir con vida. Siempre creyó que lo iban a matar en Sumapaz, cuando era alcalde menor.
- “Sí, yo pensé que me iba a morir. Sí y lo que estaba haciendo, por ejemplo, en Sumapaz, era demasiado riesgoso y yo pensé que me moría o que me mataban. En esa etapa era muy riesgoso. Entonces yo me convencí, poco a poco, de que no llegaba a los 30. Y salí y llegué a los 30 y me parece complicadísimo tener 30 años. Me imagino que uno tiene 31 y ya siento más débil la fortaleza de los 30″.
Pudo celebrar siete cumpleaños más.
El crimen de Jaime Garzón, genio del humor y del análisis político, permanece en buena medida en la impunidad. Los colombianos tenemos derecho a saber quién ordenó su asesinato y no conformarnos con conocer la identidad de algunos intermediarios.