Joven podría perder la vida por secuelas que le dejó el bullying en su colegio
“Trató de hacerse la valiente, y fue su hermana Ana quien me contó que le decían cosas feas”, asegura Ángela Altamiranda, madre de la joven.
Yadira Perdomo, tenía 16 años, cuando las consecuencias del bullying la llevaron a ser una de las tantas víctimas de violencia y matoneo escolar.
Fue en el colegio Gimnasio Campestre Los Alpes, ubicado en el municipio de La Calera, donde su compañero Nicolás Hernández Nieves, en compañía de otros estudiantes la arrojaron de un tercer piso el agosto 25 de 2009; hechos que le causaron una lesión en la médula espinal, que le impediría caminar por el resto de su vida, y que por años le ha dejado otros quebrantos de salud.
El colegio, que en ese entonces era dirigido por el rector Camilo Castaño Sosa, no rindió informe a la Secretaría de Educación de Cundinamarca. La familia otorgó el poder al abogado Iván Cancino, logrando en el recurso de casación penal, que la Corte Suprema de Justicia ratificara el primer fallo condenatorio, a favor de Yadira.
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Después de hacer público su caso, y de recibir una campaña de descrédito, Altamiranda y su hija optaron por salir del país y vivir en Estados Unidos. La joven interrumpió sus estudios, y además de tener graves problemas de salud física, empezó a presentar enfermedades psicológicas.
La madre denuncia la falta de recursos oportunos por parte del Distrito, de quienes causaron las lesiones a su hija, y del colegio, manifestando que nunca fue indemnizada.
Un implante raquimedular por años hizo que Yadira mejorara su calidad de vida; sin embargo, se encuentra en delicado estado de salud en la Clínica del Country, donde es tratada por presentar una infección bacteriana.
Yadira tiene programado un traslado a la Clínica del Lago, a lo cual Ángela asevera, que a pesar de no tener los 12 millones de pesos para mantenerla el La Clínica del Country, y de que su EPS no tenga convenido con dicha clínica, un traslado según indica Ángela, en este momento no le garantiza la evolución en la salud de su hija.
Todo este episodio, llevó a Altamira a crear una fundación como un acto de muestra de amor, reconciliación y perdón, para acompañar a víctimas y victimarios del Bullying.