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Las dos inquietudes de EE.UU. tras reunión con el presidente electo Gustavo Petro

La posible modificación en la aplicación de la extradición y la regionalización de los diálogos de paz son las dos preocupaciones que se llevó la delegación estadounidense.

Colombia

El presidente electo Gustavo Petro les causó buena impresión a los altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos que se reunieron con él, un gesto de cortesía diplomática nada común.

En la reunión se trataron prácticamente todos los temas de la agenda bilateral y los delegados estadounidenses celebraron el discurso de Petro sobre las energías limpias y el compromiso con el medio ambiente. Además de su intención de avanzar en un proceso de paz integral para el país.

El plan, en líneas generales, parece haberles gustado mucho, pero les quedaron dos preocupaciones:

  • La primera fue una mención del presidente electo sobre la posibilidad de que los dos países discutan una modificación temporal sobre el mecanismo de extradición.
  • La segunda fue una propuesta del entrante mandatario sobre la necesidad de entablar diálogos regionales de paz.

Vamos por partes. En general Estados Unidos considera que la aplicación de la extradición ha servido en la lucha contra el narcotráfico y otros delitos transnacionales.

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Muchos en Colombia y en Estados Unidos argumentan que el mecanismo ha perdido efectividad con el paso del tiempo y que, a diferencia de la época de Pablo Escobar cuando los delincuentes “preferían una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos”, ahora prefieren los acuerdos anticipados con el gobierno americano en los que, a cambio de una parte de sus fortunas y algo de delación, reciben penas leves que les permiten burlar sus responsabilidades en Colombia.

Pese a todo esto, a Estados Unidos no quisiera tocar nada relacionado con extradición.

La propuesta de Petro consiste en buscar un acuerdo para que, en un eventual proceso de sometimiento a la justicia de narcotraficantes dentro de su plan de paz total, se pueda suspender la aplicación de extradiciones pendientes.

Petro subrayó que esa modificación solamente sería posible si hay un acuerdo entre los dos países.

Esa suspensión, de naturaleza administrativa y no judicial, estaría sujeta a que la persona favorecida con la medida de suspensión condicional de la extradición se comprometiera a no delinquir. Si en algún caso reincidiera en conductas delictivas, sería extraditado y se le aplicarían las máximas penas sin derecho a rebajas por negociación.

Durante la negociación con las Farc en La Habana, cuando el presidente de Estados Unidos era Barack Obama, el tema de extradición también fue neurálgico. En general al gobierno de Estados Unidos no le gusta reabrir discusiones sobre ese acuerdo.

También en el proceso de paz de Álvaro Uribe con los paramilitares hubo suspensión condicional de extradiciones.

El segundo asunto que le causó inquietud a los funcionarios del gobierno Biden está relacionado con el plan del presidente electo Gustavo Petro de adelantar diálogos regionales. Sostiene Petro, cuya posesión será en doce días, que el conflicto colombiano no es el mismo en todo el país y que en cada región tiene unas características específicas.

De ahí concluye que es necesario que el proceso de negociación se adelante simultáneamente en varias regiones, con orientación nacional pero que las preocupaciones de las diversas zonas del país se discutan regionalmente.

Los funcionarios de Estados Unidos entienden y respetan las razones de Petro, pero dicen que si una sola mesa de negociación como la de las Farc causó un aumento en las áreas de cultivos ilícitos, una serie de diálogos regionales, una federalización de las conversaciones, le podría brindar a los diferentes grupos la oportunidad de consolidar sus operaciones ilegales región por región.

Sobre este tema, Estados Unidos está dispuesto a entregar información de sus diferentes agencias de seguridad sobre los movimientos estratégicos que han venido haciendo los narcotraficantes incluyendo los que tienen relación con el ELN y las disidencias de las Farc.

Según algunas fuentes de seguridad mientras el futuro gobierno busca diálogos regionales, las bandas avanzan en la creación de una estrategia nacional coordinada que ni Colombia, ni Estados Unidos puede perder de vista.

El funcionario de mayor rango entre los que se reunieron con el presidente electo Gustavo Petro es el asesor adjunto de Seguridad Nacional, Jon Finer, que antes de ser funcionario fue periodista de The Washington Post.

Finer, egresado de las universidades de Harvard y Yale, ha conocido como reportero y como funcionario la evolución de la política de seguridad de Estados Unidos de la cual es ahora uno de los responsables.

Durante la reunión, el señor Finer fue enfático en subrayar la importancia de las relaciones entre los dos países y la necesidad de mantener y aumentar la confianza entre los gobiernos.

Uno de los asistentes a la reunión aseguró que en algún momento el asesor adjunto de seguridad nacional dijo que Washington valora mucho que no surjan sorpresas en la relación.

El balance del encuentro es, sin lugar a dudas, muy bueno. En línea con las llamadas prontas y deferentes que recibió Gustavo Petro del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y del secretario de Estado Anthony Blinken, poco después de su elección.

Se puede decir que las relaciones de Estados Unidos con el nuevo gobierno colombiano arrancaron con el pie derecho, aunque el pie derecho tenga los dos callos de los que hablamos hoy.

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