India elegiría a Draupadi Murmu, una mujer tribal, como la primera presidenta
A pesar del prestigio que tendría Draupadi Murmu, el verdadero poder lo ostenta el primer ministro en India.
La India elige este lunes a su nuevo presidente y la política Draupadi Murmu tiene todas las posibilidades de convertirse en la primera mujer tribal en ocupar el puesto, de cumplirse la holgada aritmética de un Gobierno acusado de atacar a esta misma comunidad.
Un cuerpo colegiado de parlamentarios votará hoy al nuevo presidente de la India entre Murmu y el aspirante de la oposición, el veterano político y exministro Yashwant Sinha, unos resultados que se darán a conocer el próximo jueves.
La elección del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP) del primer ministro, Narendra Modi, de una mujer tribal supone un guiño a esta discriminada comunidad que representa un 8,6 % de la población, y su victoria se da por supuesta al contar la formación con suficientes votos entre las dos Cámaras nacionales y los parlamentos regionales.
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Un símbolo sin poder real
¿Beneficia en algo a la comunidad adivasi o tribal tener a un miembro de sus propias filas como presidente del país?. Poco, más allá del valor simbólico.
Según el profesor Harish S. Wankhede, del centro de estudios políticos de la capitalina Universidad Jawaharlal Nehru (JNU), el nombramiento de un miembro de una comunidad históricamente desfavorecida como Murmu se enmarca en una tradición histórica bajo la democracia india.
“En la India no hay unas políticas de clase muy fuertes contra la pobreza, la marginalización o la explotación, pero sí lo que llamamos las políticas de justicia social, pensadas sobre todo para invitar simbólicamente a gente de comunidades marginales en los círculos políticos”, explicó a Efe.
Murmu, de 64 años y nacida en el seno de una familia de la comunidad étnica santal en el estado oriental de Odisha, se convertirá probablemente en la primera mujer tribal presidente.
Pero a pesar del gran prestigio que otorga el puesto, no deja de tratarse de un cargo ornamental en un país donde el verdadero poder lo ostenta el primer ministro, por lo que la capacidad de influir al Gobierno de esta histórica del BJP y antigua profesora es baja.
Como resaltó Modi tras hacer pública su nominación para la carrera presidencial, su origen humilde es un elemento inspirador para “millones de personas, especialmente aquellas que han experimentado la pobreza y se han enfrentado a dificultades”.
El peso electoral de los discriminados
El actual presidente de la India es Ram Nath Kovind, perteneciente a la discriminada comunidad dalit o “intocable”, en el escalafón más bajo del sistema de castas hindú y que representa el 16 % de los 1.250 millones de habitantes de la India según el censo de 2011.
Kovind ascendió en 2017 a “la posición más elevada del país” también a propuesta del BJP, lo que junto con la candidatura ahora de Murmu habla del creciente peso de los sectores más desfavorecidos de la sociedad en la matemática electoral.
“Ambas comunidades no han cambiado mucho su situación social y de clase, pero como una fuerza política tienen un impacto significativo en las políticas de la India”, dijo Wankhede.
¿Ha cambiado algo la situación de los dalits tras cinco años de Kovind como presidente, y desde que el BJP ganó las elecciones en 2014? Algo pero poca cosa, en opinión del profesor universitario.
“Es importante recordar que una gran parte de la población (adivasi y dalit) todavía vive en condiciones deplorables y precarias entre desempleo, analfabetismo, pobreza (...) las condiciones han mejorado algo pero la mayoría de esta gente todavía vive en condiciones terribles”, lamentó.
Políticas contra la población tribal
El nombramiento de “la hija de Odisha” a las elecciones presidenciales contrasta con las repetidas acusaciones contra el Gobierno de favorecer la deforestación y la minería en zonas boscosas ricas en recursos habitadas históricamente por las comunidades tribales.
La ONG Survival International ha señalado en varias ocasiones que los adivasis se encuentran “bajo ataque” de Modi y el Gobierno, y recientemente puso como ejemplo del tipo de amenazas a las que se enfrenta esta comunidad un proyecto en el bosque de Hasdeo, en el estado central de Chhattisgarh.
Más de 850 hectáreas de bosque para un proyecto de minería de carbón a cielo abierto en una de las masas forestales más grandes del estado, en una zona habitada por unos 20.000 indígenas y que los activistas prevén que acabará con unos 200.000 árboles.
El Gobierno también ha elaborado unas reglas de conservación forestal calificadas la semana pasada de “contrarias a los adivasis” por el opositor Partido del Congreso, de la dinastía Nehru-Gandhi.
Al diluir varias provisiones que exigen el acuerdo de los habitantes para autorizar la explotación de tierra forestal, la formación afirmó en una carta el pasado martes que el Gobierno contribuirá a “desplazar, desposeer y desempoderar” a los adivasis.