Habla el registrador Alexander Vega

Colombia

Casi siempre Noticia es lo que pasa. En cambio, rara vez es Noticia lo que no pasa. Estamos hoy en presencia de una de esas excepciones: Desde 1970, hace 52 años, no existía tanta inquietud sobre el trámite y el resultado de unas elecciones. Pero todo terminó bien y aceptado por las partes.

Había dudas sobre la imparcialidad de quien cuenta los votos y sobre los programas que procesan los resultados.

Todo empezó en las elecciones de Congreso. Un diseño equívoco del formulario E-14 convirtió en pie de página la casilla para registrar la votación del Pacto Histórico y como resultado de eso más de 550.000 votos a favor de la izquierda no fueron contados en el preconteo.

Cuando esa cantidad de votos apareció en el escrutinio, el Pacto Histórico subió su bancada de 16 a 20 senadores, curules que desde luego perdieron otros partidos.

No todo el mundo quedó contento. Y muchos dedos acusadores empezaron a señalar al registrador Nacional.

Le abrieron un proceso disciplinario en la Procuraduría con la posibilidad de suspenderlo de su cargo cuando todavía había dos elecciones pendientes.

Surgió una fantasmagórica ONG de derecha que tuvo los medios abiertos para decir, sin pruebas, que cientos de miles de jurados habían votado dos veces, en la mesa donde eran jurados y donde estaban inscritos.

El vocero de la ONG, que decía que tenía 30.000 ejemplos, no pudo dar un solo nombre específico de un jurado que lo hubiera hecho.

El expresidente Andrés Pastrana se aficionó al Twitter y proclamó a los cuatro vientos que la izquierda estaba haciendo fraude. Por esos días un colega español me comentó con sorna: “Que país tan raro el tuyo, es el único lugar del mundo donde los partidos de gobierno acusan a la oposición de robarse unas elecciones”.

Al registrador además le iniciaron una acción popular a lo que acudió a declarar el señor expresidente Andrés Pastrana. En la formalidad del testimonio judicial reconoció que no tenía pruebas contra el registrador.

Vino la primera vuelta y las aguas se calmaron por la derecha, pero empezaron a agitarse por la izquierda.

No hubo manera de efectuar una auditoría internacional independiente pedida por el Consejo Nacional Electoral. Se atravesaron el Gobierno, la Procuraduría y algunos piensan que sobre todo la Registraduría.

Después, el candidato Gustavo Petro afirmó que no estaba tranquilo por lo que venía pasando en la Registraduría y se empezó a hablar de fraude.

Eso pasó el miércoles, cinco días antes de elecciones. El registrador Alexander Vega ripostó declarando ante la prensa que el candidato Gustavo Petro debía aceptar el resultado de las elecciones del domingo.

Y ahí la tensión subió al máximo: Solo al perdedor se le pide que acepte el resultado, pensaron unos. ¿Cómo podía haber perdido las elecciones si todavía no habían pasado?

Para colmo de amarguras, al presidente Iván Duque, le dio de repente por proclamar que haría respetar el resultado electoral. ¿Hacerlo respetar de quién? Con el triste récord de intervención en política del jefe de Estado durante esta campaña, no hacía falta ser muy perspicaz para imaginar a quién iba dirigido el comentario.

Horas después, empezaron las operaciones de la Policía contra los jóvenes de la Primera Línea y el director de la institución dijo que la operación tenía por objeto evitar motines ante una eventual inconformidad por el resultado del domingo.

¿Qué supone uno?, como decía alguien.

Y como si faltaran eventos, este sábado 18 de junio, 24 horas antes de que se abrieran las urnas, fueron publicadas unas imágenes de un simulacro de la empresa Indra donde aparecía un reporte final que le daba el triunfo al candidato Rodolfo Hernández, por escaso margen.

El sábado pasado recibí angustiosas llamadas de jueces, magistrados, senadores, incluso de un sosegado exministro; todos preocupadísimos por las repetidas señales de que el resultado estaba listo antes de las elecciones.

Sin embargo, el domingo llegó, la votación transcurrió en paz, las urnas se cerraron a las 4 de la tarde y a las 4 y 50 ya sabíamos que el presidente electo de Colombia era Gustavo Petro.

Ahora felicitado por muchos, este ha sido el hombre más criticado de Colombia en las últimas semanas de tensión, Alexander Vega, registrador nacional del estado civil. Muchas gracias por atendernos.