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Terapias de conversión para dejar de ser gay: hablan quienes denuncian ser víctimas

Sigue La W conversó con jóvenes que denunciaron ser víctimas de homofobia en los llamados centros de conversión y con el representante a la Cámara Juan Diego Echavarría.

A propósito de la recusación contra el representante a la Cámara Mauricio Toro, Sigue La W conversó con jóvenes sobre los llamados centros de conversión dedicados a realizar terapias para homosexuales.

Diego Rivera, quien denunció ser víctima de las terapias de conversión, aseguró en Sigue La W que participó de forma voluntaria por una estrecha relación con su religión. Según contó, cuando exploró su sexualidad, su familia lo llevó a un psicólogo cristiano.

“Somos una familia cristiana, me empezaron a meter a psicólogo cristiano, a grupos y toda la temática era enfocada a una ‘heterosexualizacion’. Me parece un punto de vista sesgado, al psicólogo le decía muchas mentiras”, narró.

De acuerdo con su relato, el discurso de las terapias estaba enfocado a mostrar un “orden natural” de las cosas. “Me terminé creyendo que algo estaba mal conmigo, es una etapa peor porque ya me convierto, duró unos cinco años”, aseguró Rivera.

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Camilo, otro joven que le respondió a la representante a la Cámara Ángela Sánchez Leal, también contó su experiencia con ese tipo de terapias. Incluso reveló que todo ocurrió en la iglesia que promueve Sánchez.

“Llegué a la iglesia de Ángela Sánchez a los 14 años y me ofrecieron arrepentirme de mi homosexualidad, empezó un proceso que no fue tan invasivo, está orientado a crear una culpa”, reveló.

Cuando las terapias pasan al maltrato

Aunque en algunas ocasiones se trata de un proceso voluntario, Sigue La W conoció la historia de Daniel Nogueira, quien denuncia ser víctima de homofobia. Según contó, fue llevado a un centro durante 11 días y sometido a tratos cuestionables.

No fue de manera voluntaria. Un día estaba acostado en mi cama, llegó mi mama y les garantizó acceso a tres personas que hacían parte de una fundación. Sin mediar palabra me sometieron, me amarraron sin ningún tipo de tamizaje médico, me subieron en un taxi y me tuvieron por 11 días”, aseguró Nogueira.

Sobre los tratos que recibió en el centro teo terapéutico, contó: “me raparon, me hicieron desnudar delante de ellos, a hacer cuclillas desnudo. Me tuvieron en una colchoneta en condición de hacinamiento, unos días después llegó una persona bajo sustancias psicoactivas a dormir a mi lado”.

Tras pasar cuatro días en esas condiciones, completó el tiempo en una habitación junto a otras 60 personas. “Estaba en condiciones higiénicas deplorables, dormir no era fácil”, agregó.

El representante a la Cámara Juan Diego Echavarría se pronunció ante los testimonios. Según contó, no pertenece a ninguna iglesia y está en contra de cualquier maltrato.

“Lo que pasa es que el proyecto prohíbe que cualquiera persona, médico o no, realice un tratamiento a alguien que acude de forma voluntaria, se estaría restringiendo las libertades profesionales del sector salud”, explicó.

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