A mi hijo hasta le cortaron un dedo para robarle un anillo de oro: estremecedor relato de víctimas de falsos positivos en Huila
Entre familiares y sobrevivientes narraron la forma en la que conocieron los homicidios, así como la manera en que sus seres queridos fueron falsamente presentados como bajas en combate.
En el marco de la audiencia de observaciones de las víctimas a las versiones voluntarias rendidas ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por parte de soldados involucrados en falsos positivos, distintos familiares y sobrevivientes pidieron justicia y narraron los terribles crímenes de guerra que ocurrieron en el Huila.
Uno de los casos narrados fue el de Dagoberto Charry, oficial activo de la Policía, con más de 15 condecoraciones, quien fue sacado de Neiva y su padre Dioselino Charry narró que sus documentos fueron desaparecidos por los militares cuando supieron que el asesinado era un Policía, y que hasta le cortaron extremidades para robarle todo lo que llevaba.
“Cortarle el dedo y sacarle la argolla, cortarle el dedo y sacarle la argolla de oro, señores del Ejército, donde está la plata que mi hijo cargaba, donde está el arma que mi hijo cargaba, mayor Ojeda, cuando sus soldados le informaron que eran dos miembros activos de la Policía que tenían sus documentos y su carnet y usted ordenó botarlos, ellos lo dijeron y los oímos” detalló de forma sobrecogedora.
Además, entre los testimonios también se encuentra el de Francy Elena Garcés, hermana de Rubén Darío Murcia y prima de José Alexander Murcia, quien narró cómo sus familiares fueron falsamente acusados de ser criminales y haberse enfrentado a los militares, como ella misma testificó y pidió que la JEP limpie el buen nombre de sus seres queridos.
“Estando los dos cuerpos en el suelo los soldados seguían disparando al aire, me respondieron que los habían matado porque iban a atracar y que ellos habían disparado primero, y les dije ¿con qué iban a disparar si ellos no tenían armas? la única arma que iban a coger era el coco de coger café” manifestó en la audiencia.
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Otros de los testimonios fueron los de los mismos sobrevivientes, quienes habían sido engañados por reclutadores de víctimas con falsas ofertas de trabajo para llevarlos a parajes rurales y entregarlos a los miembros del Ejército, como por ejemplo señaló José Yesid Farfán, ex policía contratado para ser escolta pero lo iban a matar y presentarlo como baja en combate.
“Sacar adelante mi vida con la voluntad de Dios, aquí faltan tres más de los asesinados, de los cuales su foto no está presente, no sé si están las familias, para mí es muy triste ver que quienes deben guardar nuestra vida la acaban de esta forma” dijo llorando.
Pero fueron distintas narraciones las que muchas víctimas rindieron entre lágrimas y voces entrecortadas, así fue el caso de María Vargas, otra de las afectadas, a quien los soldados le mataron a su hermano, convirtiéndose en su segunda tragedia, porque en el pasado, las Farc le arrebataron a su esposo.
“Aquí no podemos hablar de perdón porque es que no han dicho la verdad, uno no puede perdonar a alguien cuando está diciendo mentiras. Él era una persona trabajadora, yo soy viuda hace 30 años, la guerrilla me asesinó mi esposo en ese mismo sitio y me rematan quitándome mi hermano el Ejército, me siento muy dolida, me siento muy dolida me han hecho daño de parte y parte” detalló entre lágrimas.
En la diligencia los familiares señalaron las distintas inconsistencias en las ejecuciones, como por ejemplo, Óscar Javier Moreno, al que reportaron como baja en combate y le habían quitado los dedos de la mano y otras víctimas como el hijo de Isaías Vargas, Jhon Vargas, a quien acusaron los militares de ser el líder de una banda de ladrones de motos, y él ni siquiera sabía montar moto.
Otros asistentes como Aladino Ríos, un sobreviviente quien se salvó milagrosamente de morir en un falso positivo, pidió a la JEP que los militares den la cara y se excluya a altos mandos como el excomandante del Ejército Mario Montoya, señalándolo de no aportar verdad.