Paro armado: el terror viaja en WhatsApp
Con cadenas de mensajes, el Clan del Golfo multiplica el terror en Sucre, Sur de Bolívar y los Santanderes.
Colombia
Los medios de comunicación tienen que hacer un esfuerzo mayor para cubrir de manera amplia y confiable el paro armado del Clan del Golfo que azota a 11 departamentos de Colombia y mantiene confinadas a cientos de comunidades.
Es difícil y riesgoso reportar desde esas regiones, pero es indispensable hacerlo para saber a ciencia cierta lo que está pasando.
Nunca un grupo criminal había logrado poner en jaque a una zona tan extensa y por tantos días.
El presidente Iván Duque ha sido lento y reactivo, quizás porque siente que reconocer la existencia del paro armado, impuesto por los narcotraficantes del Clan del Golfo, equivale a aceptar el fracaso de la política de seguridad y defensa de su Gobierno.
Así se vive el paro armado del Clan del Golfo en el país:
Las autoridades locales tampoco hablan mucho porque quedan expuestas a las represalias de los delincuentes.
Poco antes de la medianoche, conversé brevemente con un alcalde de una población de Sucre que no voy a revelar por su protección. Lo llamé a preguntarle por el grave asesinato de un campesino de la zona. El señor presuntamente fue acribillado por vender y regalar carne para celebrar el Día de la Madre.
El alcalde era un manojo de nervios, al final me dijo que no sabía nada, que prefería no saber nada.
En otro pueblo, esta vez en Bolívar, se difundieron –a través de otra red social– unas imágenes de una cámara de seguridad que aparentemente muestran patrullajes del Clan del Golfo, tolerados y quizás apoyados por algunos miembros de la fuerza pública. Nadie confirma o desmiente las imágenes. Si no son verificadas, debemos darlas por falsas, pero existen.
Las imágenes de crueles ejecuciones circulan en redes sociales sin que sea posible constatar su autenticidad.
La presencia insuficiente y lenta de la fuerza pública, sumada a la falta de información permanente y confiable de lo que pasa en la zona, ha abierto el espacio para la desinformación. Es casi imposible diferenciar entre lo cierto y lo falso en las redes.
Las cadenas de WhatsApp tan usadas en épocas electorales para campañas de propaganda sucia, se han convertido en la fuente de información y también de desinformación en la zona del paro.
Anoche, por ejemplo, circuló por WhatsApp un audio que aseguraba que la estación de policía de Sincé (Sucre) estaba siendo hostigada.
- “Marica, están hostigando la Estación de Sincé. Hay novedad en Sincé. Que los de Gruca tienen manos dándose. Están hostigando la estación de Sincé, mi coronel. 5-3 está diciendo por el interno”.
La información resultó cierta. El diario El Heraldo de Barranquilla confirmó anoche que, a esa misma hora, dispararon desde una motocicleta contra la estación en donde estaba detenido un miembro del Clan del Golfo. La información del periódico registra que dos horas después no había pronunciamiento oficial sobre lo ocurrido.
Por WhatsApp también viajan las órdenes de encierro, verdaderos toques de queda que han paralizado por tres días muchas zonas del país:
- “Le estamos pidiendo a todas las comunidades de Montecristo, Sur de Bolívar, Puerto Pajón, Puerto Venecia, Quebrada del Medio, El Tabuar, La Ventura, Puerto Coca, Minaseca, Puerto Rico, le estamos pidiendo a todas las comunidades que por favor guarden silencio porque no queremos más derramamiento de sangre. Y todo el que veamos en las calles va a llevar es plomo porque eso es lo que estamos haciendo ahorita mismo”.
Los audios en WhatsApp han resultado tanto o más efectivos para sembrar la zozobra que los hombres armados en las carreteras o los motociclistas desafiantes en los cascos urbanos.
El tema electoral también ha sido parte de estos mensajes. Mientras el diario El Tiempo revela una interceptación en la que la madre de alias ‘Siopas’ –uno de los cabecillas del Clan del Golfo– les asegura a sus otros hijos que el narcoparamilitar quiere que voten por Petro, algo muy diferente se difundió este fin de semana por WhatsApp.
- “Magdalena, Morales, Simití y Sur de Bolívar y todas esas cuestiones, Boyacá y la parte de los Santanderes, Tibú, Norte, El Tarra, Santander, todo eso lo que está pasando esto tiene que cumplirse porque nosotros al señor Gustavo Petro no lo queremos en la Presidencia y el que quiera subir y le quiera votar a él, con mucho gusto, que le siga votando porque nosotros sí le damos es candela en donde quiera que los encuentremos (sic) y les pedimos a todos”.
¿A quién creerle? A nadie.
Los criminales del Clan del Golfo ponen en jaque con violencia y desinformación a once departamentos de Colombia, mientras que el Gobierno niega los hechos, no sale del estupor y tratar de usar electoralmente las informaciones de inteligencia.
Bonus track
Hablando de desinformación y guerra sucia, es terrible descubrir ahora que Isabel Cristina Zuleta, electa senadora del Pacto Histórico, no perseguía la verdad, ni la justicia para las comunidades de Ituango como reclamaba. Solo buscaba el exterminio político de Sergio Fajardo, quien fuera el principal contradictor de Gustavo Petro.
Al mejor estilo de ‘JJ Rendón’, reconoció “ya a Fajardo lo quemamos, y fue una tarea dura, fue una tarea hasta Procuraduría, Contraloría, fue una tarea dura”.
Triste su victoria, senadora. Usted ganó y también perdió. Le debe su curul a esa tarea ruin que empañará para siempre su carrera.