El papa autorizó destinar hasta un millón de euros por la monja colombiana secuestrada en Malí, según el cardenal Becciu
El cardenal Angelo Becciu también aseguró que la intermediaria fue Cecilia Marogna, quien promovió “encuentros institucionales de alto nivel en el Vaticano”.
El papa autorizó destinar hasta un millón de euros por la monja colombiana secuestrada en Malí, según el cardenal Becciu
En un interrogatorio al cardenal Angelo Becciu ante el tribunal del Vaticano, se revelaron detalles sobre el rescate de la monja colombiana secuestrada en Malí en 2017. Según contó, el papa Francisco supuestamente autorizó destinar hasta un millón de euros para salvar la vida de la hermana Gloria Cecilia Narváez.
“Señor presidente, quiero decir de entrada que no será fácil para mí, como sacerdote, hablar porque me desgarra un profundo conflicto interior, porque si por un lado la búsqueda de la verdad judicial me exige decir lo que sé, por otro lado, mi identidad sacerdotal me lleva a perdonar, a no hacer alarde del mal hecho por otros, a ser rico en misericordia con los que se han equivocado, como nos recuerda a menudo el papa Francisco. Pero, en obediencia al Santo Padre, estoy dispuesto a aportar mi contribución para averiguar la verdad. Me centraré en las acusaciones individuales contenidas en los cargos que se han presentado contra mí”, comienza el testimonio del cardenal Angelo Becciu, acusado de malversación y soborno de testigos, en el juicio por el palacio de Londres, ante el presidente del tribunal, Giuseppe Pignatone.
Dispensado por el papa Francisco del secreto pontificio para poder defenderse mejor, el cardenal ha sido una mina de revelaciones esta mañana.
Precisó que siempre había querido preservar al papa y su autoridad moral. A continuación, explicó que para salvar la vida de la monja colombiana Gloria Cecilia Narváez, secuestrada en 2017 por los yihadistas en Malí, el papa autorizó y financió, destinando hasta un millón de euros, el establecimiento de un canal altamente confidencial que fue confiado a una empresa de inteligencia con sede en Londres, Inkerman.
Lea también en La W:
- “Es una experiencia de fe que me marcó, Dios no me abandonó”: misionera Gloria Cecilia Narváez secuestrada en Malí
- Exejecutiva de subsidiaria de Juan Valdez es acusada en Nueva York por robo de más de 900.000 dólares
- Al menos seis personas heridas tras explosión de un edificio en el distrito de Salamanca, Madrid
La intermediaria fue Cecilia Marogna, también imputada, que promovió en ese periodo “encuentros institucionales de alto nivel en el Vaticano, por ejemplo, con los generales Carta y Caravelli”. Un aspecto decisivo que contribuyó a confiar precisamente en ella, aunque en la Secretaría de Estado la introdujo el arzobispo de Cagliari, Arrigo Miglio.
Durante esas reuniones, dijo Becciu, “pude medir aún más su competencia, deduciéndola también de sus cualificados conocimientos profesionales”.
El papa fue informado regularmente de las negociaciones. Becciu también fue a Londres para reunirse con los hombres de Inkerman.
A su regreso, informó de “la conversación mantenida con la familia Inkerman y de la suma que deberíamos haber presupuestado: alrededor de un millón de euros, una parte para las operaciones de creación de la red de contactos y otra para la liberación efectiva de la monja. Insistí en que no debíamos superar esa cantidad. Lo aprobó. Debo decir que cada paso de esta operación fue acordado con el Santo Padre. Por lo tanto, confirmo que la señora Marogna se encargó de las operaciones de seguridad para la liberación de la hermana Gloria. El crédito fiduciario obtenido en las formas descritas, junto con la confidencialidad inherente a este tipo de operaciones, me llevó a depositar la máxima confianza en su trabajo, siguiendo las indicaciones que recibí de ella, siempre acompañadas de información sobre las actividades realizadas y por realizar”, contó.
El papa no quiso informar ni siquiera al entonces jefe de la Gendarmería, Domenico Giani, sobre este proyecto.
“Le pregunté si tenía que haber hablado con el comandante de la Gendarmería, y me dijo que no, invitándome a responsabilizarme personalmente de la iniciativa y añadiendo que el asunto debía permanecer confidencial entre él y yo, precisamente para evitar que la noticia se filtrara y corriera los riesgos antes mencionados. No he tenido ninguna dificultad para servir al Santo Padre, como siempre, incluso en esta ocasión, cumpliendo fiel y escrupulosamente su voluntad”, reveló.