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Presidente Iván Duque contó que, en un tiempo, quiere ser elegido magistrado de la Corte Constitucional

El mandatario Iván Duque comentó su insólita aspiración en una cena con siete miembros del alto tribunal.

Colombia

Uno pensaría que las relaciones entre el saliente presidente Iván Duque y la Corte Constitucional no están en su mejor momento.

A raíz del fallo 5-4 de la Corte despenalizando el aborto, el jefe de Estado no tuvo problema en arremeter contra la decisión llevándose por delante la separación de poderes y la autonomía de las decisiones judiciales.

Ustedes recordarán lo que dijo el presidente Duque:

Para varios magistrados, incluso algunos de los que votaron en contra de la despenalización, el presidente Duque opinó como feligrés y no como jefe de Estado y descalificó groseramente una sentencia que debía acatar con respeto como cabeza de la rama ejecutiva del poder público.

Pero en Colombia todo se olvida rápido. Por estos días se cumplen 30 años de la Corte Constitucional y la poderosa jefa de gabinete de Iván Duque, María Paula Correa, se inventó una cena para juntar al presidente con los miembros de la Corte Constitucional en la Casa de Nariño.

De los nueve magistrados, siete acudieron a la invitación. No asistieron los magistrados Gloria Ortiz y José Fernando Reyes, quienes gentilmente se excusaron argumentando que estaban fuera de la ciudad.

Tampoco fue María Paula Correa, la organizadora de la cena, porque llegó agripada de Nueva York. En cambio, fueron el ministro del Interior, Daniel Palacios, el de Justicia, Wilson Ruíz y el secretario jurídico de la Presidencia, Germán Eduardo Quintero. Ellos, como los tres monos sabios, guardaron silencio durante toda la comida.

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El presidente fue el que se atrevió a mencionar el elefante en el cuarto. Reconoció que “tal vez se había equivocado” y, según otro de los asistentes a la cena, añadió “no he debido decir eso”, refiriéndose a su destemplada declaración sobre la sentencia que despenalizó el aborto. Agregó que el fallo, que tanto le molestó, está sustentado en razones jurídicas.

Esas excusas privadas sobre la arremetida pública no fue lo que más llamó la atención.

Mientras la sencilla cena, crema de cangrejo y carne con vegetales, se refrescaba con vino tinto, el presidente salió con un aviso que sorprendió a casi todos.

Súbitamente, Iván Duque anunció que tiene planeado buscar en el futuro su elección como magistrado de la Corte Constitucional cuando llegue a los 57 años.

Hubo carraspeos y miradas de desconcierto en la mesa para tratar de saber si era una broma del mandatario.

Pero no, era en serio. Duque dijo que, como la edad de retiro forzoso es a los 65 años, si es elegido a los 57 magistrado de la Corte Constitucional podría alcanzar a terminar su período de 8 años e incluso a ser presidente del alto tribunal, teniendo en cuenta que esa dignidad tradicionalmente se rota cada un año, para que así todos ocupen en algún momento la silla principal.

Ya entrados en gastos, empezaron a salir los ejemplos históricos. Alguien recordó que Darío Echandía había sido presidente temporal de Colombia en tres ocasiones y después fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

La cortesía con el anfitrión impidió que los comensales se pusieran hacer –en voz alta– antipáticas comparaciones entre la dimensión del maestro Darío Echandía y la del presidente Iván Duque.

En fin, el vino alegraba la mesa y pronto una voz erudita trajo a colación un ejemplo internacional: William Taft, el presidente número 27 de Estados Unidos, quien años después de terminar su mandato fue elegido magistrado de la Suprema Corte y presidente de ese tribunal, posición que ocupó hasta un mes antes de su muerte.

Entre sonrisas y brindis terminó la cena de celebración y reconciliación de la que quedaron dos cosas claras: primero, que el presidente Iván Duque, de pobrísimo legado, piensa seguir extendiendo por décadas su presencia en la vida institucional de Colombia.

Y segundo, que el hombre que eliminó en la práctica el sistema de pesos y contrapesos institucionales, que ha convertido en apéndices del ejecutivo a la Fiscalía, la Procuraduría, la Contraloría y la Defensoría, el mismo que ha atropellado varias veces la autonomía judicial y cubierto de oprobio decisiones de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte Constitucional de Colombia, aspira a retirarse como magistrado.

Razón tiene quien decía que la historia se repite unas veces como tragedia y otras como comedia.

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