El Kremlin negó la evacuación forzosa de civiles desde Mariúpol a Rusia
Rusia también informó que más de 105.000 personas fueron evacuadas de Mariúpol sin cooperación de fuerzas ucranianas.
El Kremlin negó este martes que su Ejército traslade forzosamente a civiles desde la ciudad asediada ucraniana de Mariúpol (mar de Azov) a Rusia después de las acusaciones de Kiev que responsabilizan a las tropas rusas de evacuar a varios miles de ucranianos a territorio ruso.
”Afirmo que esto es una mentira. Esto no se corresponde con la realidad”, afirmó en rueda de prensa telefónica el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, quien subrayo que “Rusia no se dedica a esas cosas”.
El representante del Kremlin insistió en que “nadie traslada forzosamente a civiles a territorio ruso”, al recalcar que aquellos refugiados ucranianos que abandonaron Mariúpol rumbo a Rusia lo hicieron voluntariamente.
”Los militares rusos ayudan a los civiles a salir de Mariúpol, abandonar zonas peligrosas”, afirmó, y aprovechó la ocasión para denunciar que quienes tratan de huir de la ciudad corren el riesgo de ser “asesinados por la espalda”.
”Tenemos ya al respecto una gran cantidad de relatos directos de testigos”, dijo.
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La víspera el Ministerio de Defensa de Rusia informó que más de 105.000 personas fueron evacuadas de Mariúpol desde el inicio de la campaña militar rusa, sin que en ello mediase cooperación alguna de las fuerzas ucranianas, y cifró en 3.642 personas los refugiados durante la última jornada.
La entidad castrense rusa no especificó el destino de estos refugiados.
La semana pasada el Ministerio de Exteriores de Ucrania acusó al Ejército ruso de haber “deportado” al menos a 6.000 residentes de Mariúpol “a campos de filtración en Rusia para usarlos como rehenes y ejercer presión política sobre Ucrania”.
Según la viceministra para la Integración de los territorios temporalmente ocupados de Ucrania, Irina Vereschuk, el Ejército enemigo ha evacuado a la fuerza a Rusia por corredores ilegales no coordinados con Kiev a un total de 40.000 personas.
Estas fueron supuestamente ubicadas en “campos de filtración”, donde los militares rusos determinan si se trata de civiles o combatientes.
La funcionaria ucraniana arremetió también contra el Comité Internacional de la Cruz Roja [CICR], tras su decisión de abrir una oficina de representación en la ciudad rusa de Rostov del Don, al que acusó de “atender a los ucranianos deportados por la fuerza a Rusia”.