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Iván Cancino ¿El de las gafas?

La historia inexplicable de las gafas espías que le decomisaron a la abogada asistente de Iván Cancino en su última visita a Carlos Mattos en Cómbita.

Iván Cancino ¿El de las gafas?

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Iván Cancino ¿El de las gafas? Foto: Colprensa

El miércoles de la semana pasada, La W conoció en primicia las conversaciones grabadas entre el abogado Iván Cancino y el periodista Gonzalo Guillén, donde el apoderado acusaba a su cliente Carlos Mattos de mentirle a la justicia y sugería que el preacuerdo con la Fiscalía no había sido limpio, ni claro.

Por cuenta de esas afirmaciones del abogado Cancino, la Fiscalía manifestó que retiraba los preacuerdos y que llevará a juicio a Mattos.

Pues bien, mientras nosotros estábamos hablando de eso, Iván Cancino avanzaba por la autopista Bogotá-Tunja rumbo a la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, donde ahora está Carlos Mattos por cuenta de su vida en la cárcel Picota.

Al lado de Cancino viajaba la abogada Laura Kamila Toro Peña, quien trabaja con él en su oficina de representación jurídica. Ella lo secunda en tantas cosas que fue grabada visitando la oficina de Carlos Mattos durante sus paseos irreglamentarios donde usaba como choferes, escoltas y cargapaquetes a los guardianes del Inpec.

Por lo demás, en una de las grabaciones con Gonzalo Guillén, el abogado Cancino se refiere a la doctora Laura Kamila Toro como “una hechura suya”.

¿En qué va el caso de Carlos Mattos?

La hechura y el hacedor viajaban a la cárcel de Cómbita, según refiere una fuente cercana a Iván Cancino, para ver cómo estaba Carlos Mattos y manifestarle que la firma Cancino Abogados se apartaba de manera definitiva de su defensa y asesoría.

Como les habíamos contado, Carlos Mattos ya tiene un nuevo abogado. Se trata de Omar Juan Carlos Suárez a quien llegó por cuenta de un nuevo amigo que hizo en el penal de Cómbita: El expolicía Juan David Rengifo, alias La R, detenido por secuestro y homicidio agravado.

Siempre tan sociable Carlos Mattos. Unas veces con el antiguo duque de Lugo, don Jaime de Marichalar, exesposo de la infanta Elena de España, en un yate en el mar Adriático; otras veces con alias ‘la R’ en los fríos corredores del pabellón 8 de la penitenciaría de Cómbita.

En fin, ese día Mattos recibía la visita de Iván Cancino y Laura Kamila Toro, quienes llegaban para despedirse de él que, de acuerdo con la afirmación de Cancino, le ha dejado a la firma cerca de 900 mil dólares en los últimos tres años.

Nada de raro tendría el hecho si no fuera porque ese día el Inpec le decomisó a la abogada Laura Kamila Toro unas gafas espía con cámara y micrófono ocultos.

Cuando supe esto, el jueves de la semana pasada , me comuniqué inmediatamente con un alto funcionario del Inpec para verificar la información que acababa de recibir lo cual hizo a través de un mensaje de whatsappp en estos términos: “La novedad sí se dio. El grupo de Policía Judicial del ERON incautó el elemento”.

Unos minutos después la misma fuente amplió la información confirmando que los dos abogados, el doctor Cancino y la doctora Toro, estaban en el momento de la incautación: “Presuntamente las gafas están irregulares. Se tomaron en custodia. Se hizo un acta y con eso se inicia investigación.

Efectivamente estaban los dos, pero quien llevaba las gafas era la abogada. Me dicen que eran irregulares que al parecer tenían una cámara. Eso es lo que la policía judicial de la cárcel está investigando”.

¿Para qué ir a visitar a un preso con un dispositivo oculto de grabación? La pregunta solo tiene dos posibles respuestas: O para que el preso grabe a un tercero de manera oculta o para que los abogados graben al preso clandestinamente.

Me inclino por esta última posibilidad si en realidad era la última vez que lo iban a visitar. ¿Qué querían que Mattos les dijera? ¿De qué querían tener una prueba grabada?

Para salir de dudas, llame y le escribí un mensaje de texto a la abogada Laura Kamila Toro, quien optó por no responderme. Me dejó en visto, como se dice ahora.

También le escribí un mensaje al abogado Iván Cancino con quien logré hablar cerca de la medianoche. Me explicó que estaba fuera de Colombia y con una diferencia horaria considerable.

Su respuesta fue como en la ocasión anterior: Sin comentarios.

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