Los latinos valemos oro: el colombiano que busca conquistar Nueva York con su arte
El colombiano Carlos Arévalo le apostó al arte en Nueva York, hizo su sueño realidad y ahora se destaca en las galerías de la Gran Manzana.
Carlos Arévalo o Calicho, como lo llaman con cariño desde pequeño, a los ocho años, en la sala del apartamento de sus papás en Bogotá dibujaba con sus crayolas todo lo que veía y se imaginaba.
Mientras esperaba que Carolina Piñeros, su mamá, una ingeniera química y empresaria destacada, y Luis Carlos Arévalo, su papá, un abogado e ingeniero de alimentos, llegaban de su trabajo, Calicho se divertía haciendo figuras, paisajes y rostros en cartulinas que luego pegaba en su habitación.
Con el tiempo, descubrió que su talento movía públicos y tenía la capacidad de complementarlo con la arquitectura, por esa razón escogió esa profesión que cursó en la universidad de La Salle en Bogotá.
Luego de graduarse y disfrutar un tiempo en la India, Andrea Garzón Pundzak de la firma de arquitectura In House Group en Nueva York le ofreció a Calicho una pasantía para trabajar con ellos, por esa razón, sin pensarlo dos veces, aceptó y se fue a vivir a la Gran Manzana.
Mientras ejercía como project manager para la empresa de arquitectura, en sus tiempos libres hacia dibujos en acuarelas y otras técnicas para plasmar animales y paisajes de Nueva York, por lo que “en una oportunidad, una persona del metro me vio y me dijo que me invitaba a una galería a mostrar mi arte”, contó Calicho. Sin embargo, en ese momento, Calicho sintió que era negocio, pero reconoció que era la oportunidad perfecta para mostrar su arte, por lo que aceptó llevar sus cuadros.
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Ya en la galería y para esa ocasión “los enmarqué, y de las acuarelas que mostré inicialmente, las cuales eran como cinco cuadros, vendí tres, por lo que fue un sentimiento increíble el terminar vendiendo algo de mi arte la primera vez que lo exponía”, expresó emocionado Calicho.
Desde ese momento, Calicho decidió ponerle más atención al arte, se dio cuenta que económicamente era más rentable que su profesión, en ese momento tenía un sueldo “bajito”, por lo que el arte se convirtió en una alternativa que generosamente le empezó a ayudar con sus gastos en Nueva York.
Así las cosas, poco a poco Calicho estuvo en varias galerías donde conoció a personas que hacían murales. En una de esas, se encontró con Majo Barajas, quien le enseñó a pintar con esa técnica.
Posteriormente, Calicho empezó a pintar sus primeros grafitis o murales en Underhill Walls, un lugar en Brooklyn especialmente destinado para retratar esta técnica en sus muros. Por lo que allí dejó retratadas sus famosas ballenas, una pieza característica de su arte que representa la migración del sur al norte y en su lomo, los edificios más icónicos de la ciudad de Nueva York, a la que este colombiano llegó, lo acogió con los brazos abiertos y ha sido testigo de muchos éxitos profesionales.
Desde esa primera vez, que Calicho tomó como “una prueba”, decidió crear ‘Calicho Art’ una marca que ha dado mucho de qué hablar, y con la que nació su negocio de ropa, pocillos y otros productos que promociona por su página web cuyo valor agregado es el estampado de sus grafitis.
Y es que las experiencias no han sido pocas, en el barrio Soho de Nueva York, el 4 de julio de 2021, Calicho tuvo la oportunidad de pintar varias fachadas cubiertas de madera en la calle Broadway con ocho murales de su arte, momento en el que empezó a hacerse más conocido en la “pequeña” Gran Manzana ya que “mi arte estaba por muchos lugares de Manhattan”, expresó Calicho.
Luego, el único objetivo del artista colombiano fue una exhibición en solo, la cual logró y llamó: oro puro en donde mezcló varios ingredientes de su arte, por un lado, los garabatos que pinta con sus animales coloridos, y por el otro, aspectos de su vida diaria, como el ser latino y migrante.
Así, transmitió en su exposición el oro como persona, objeto y razón. “Entonces, una persona que migra acá (Nueva York), es madre cabeza de familia y trabaja duro, vale oro. Un animal exótico que solo existe en Colombia, vale oro. Una fruta única en nuestro país, vale oro, todos estos aspectos incluido el oro Muisca y Quimbaya se incluyeron en la exhibición”, explicó Calicho..
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Con lo cual, el artista colombiano, contó que la inspiración del nombre de su exposición también la debe a lo que sucedió en la época de la colonización donde relató que siempre se estuvo en la búsqueda de la ciudad de oro, pero nunca se encontró, sin embargo, aparecieron las personas, que en la actualidad trabajan duro por su vida y sus familias, es así que “nosotros somos el oro”, enfatizó Calicho.
Ahora bien, respecto a los cuadros que mostró en su show ‘oro puro’, el propósito era que los asistentes tuvieran interacción con las pinturas, por lo que en cada obra de arte se escuchaba una canción, mientras que otras se veían movimientos en 3D y contaban con filtros de Instagram. Experimento que funcionó gratamente ya que “a la gente le gustó mucho, ya que podían hacer realidad el arte que se mostraba”, dijo Calicho.
El artista contó que a pesar de que se dice que los colombianos son individualistas, para esta ocasión, invitó a la escultora Liliana Méndez, quien exclusivamente viajó a Nueva York para la exposición y al pintor de seudónimo Agud. Dos talentosos artistas que lo apoyaron y participaron destacadamente en ‘oro puro’.
Calicho con su arte, se acerca cada vez más al gusto y corazón de los neoyorquinos, por lo que espera seguir expandiéndose y crecer con su marca, así como “una continuidad de lo que empecé como ‘oro puro’ ya que siento que hay más tela para cortar, por lo que seguiré pintando mucho más sobre esta colección y poder dejar mi arte en muros más grandes, sin descuidar el diseño y mi profesión en la que también he dejado tiempo y dedicación”, señaló Calicho.
De esta manera, su mensaje es claro, pues Calicho quiere inspirar a todas aquellas que se van de su país y se radican en otros, para que trabajen por sus sueños a partir de esos talentos y la pasión que les dejó la niñez, educación o experiencia, y que muchas veces quedaron perdidos en el tiempo por el miedo de no poder alcanzar el cielo.
“Hay que creerse el cuento de que uno también puede sacar las cosas adelante con arte”, concluyó el artista colombiano.