El top cinco de los vinos argentinos infaltables en la mesa de los colombianos
Los sabores, aromas y sensaciones que despiertan los vinos elaborados en Argentina combinan la experiencia de sus bodegas y las características de los suelos de los viñedos.
Colombia
Argentina es la tierra de los vinos.
La esencia de su geografía se imprime en los sabores y aromas de cada una de las botellas que son elaboradas en las bodegas que se han posicionado entre las mejores del mundo.
Las postales de los viñedos a los pies de la Cordillera de los Andes se repiten en las regiones Noroeste y Cuyo, donde las provincias de Mendoza, San Juan, La Rioja y Salta deslumbran con la calidad de sus vinos.
En los viñedos se cosechan diferentes variedades de uva que luego se convertirán en esas deleitantes bebidas que tantas sensaciones generan en los sentidos.
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Malbec es la cepa insignia del país y, también, se puede encontrar Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Chardonnay y Torrontés, entre otras.
¿Cuáles son los vinos imperdibles en la mesa de los colombianos?
Malbec
El Malbec, tinto argentino es el primer infaltable a la hora de acompañar carnes rojas o tamales entre otros platos.
Esta cepa encontró su hogar en Argentina, donde se convirtió en el vino por excelencia. De hecho, este país hoy es el principal exportador mundial y cuenta con denominación de origen controlada para esta variedad en diferentes regiones.
Cada suelo donde se elabora esta variedad le imprime características únicas que lo distinguen. Por ejemplo, en Cuyo adquiere gran color y dulzura interna, con aromas a ciruela, fruta negra y roja madura. Es redondo, de cuerpo medio, con taninos dulces, sedosos y envolventes, y poca astringencia, mientras que en el Noroeste presenta aromas intensos a especias y frutos negros.
El Malbec nació en la comuna francesa de Cahorsy y su desembarco en Argentina se entrecruzó con un personaje que la historia recordaría por su participación en la vida política y la educación del país. En 1853, el ingeniero Michel Aimé Pouget llegó a Argentina con esta cepa tras ser contratado por Domingo Faustino Sarmiento como director de la Quinta Agronómica de Mendoza.
Cabernet Sauvignon
Otro de los preferidos en el mundo es el “rey de los vinos tintos” o Cabernet Sauvignon.
El diferencial de los viñedos argentinos que trabajan esta variedad es que son los únicos que se encuentran en climas continentales, alejados de grandes extensiones de agua.
El estrecho lazo con el lugar donde es cultivada la vid define el perfil de esta cepa que en los Valles Calchaquíes (Noroeste argentino), desarrolla un color intenso con aromas a moras y pimiento verde. En cambio, en Cuyo se presenta frutado. Además, puede estar añejado en botellas o en madera, lo que le da un carácter áspero.
Bonarda
Siguiendo con las uvas tintas, la Bonarda es la segunda en importancia por la cantidad de superficie ocupa en los viñedos argentinos. San Juan y Mendoza son los destinos ideales para degustar esta variedad y llevarse botellas a casa para seguir disfrutando la experiencia única de su sabor.
Degustar una copa de este vino es sumergirse en aromas frutados de frambuesa y sutiles acentos anisados, y por sus taninos siempre suaves es fácil de beber. El maridaje ideal son los platos con vegetales grillados, carnes rojas y blancas, pastas y quesos maduros.
El Torrontés
Para los amantes de los vinos blancos, el Torrontés es ideal. Esta cepa única de argentina deleita con sus aromas florales que se combinan con una característica acidez. Se trata de una variedad de cuerpo refrescante, con jazmín, azahar y frutas tropicales que pueden variar según el ejemplar elegido.
Hay tres variantes de uva torrontés que se usan para preparar el vino: riojano, sanjuanino y mendocino. Los primeros dos son una mezcla natural de las cepas Moscatel de Alejandría y Criolla Chica, que llegaron al país en la época colonial. El torrontés mendocino también provendría del Muscat de Alejandría pero aún no fue identificada la segunda cepa.
Chardonnay
Para coronar este top 5 de los mejores vinos argentinos, el Chardonnay es una variedad que no podía faltar.
Con esta uva blanca se elaboran diferentes vinos como la mayoría de los espumosos, vinos sin madera o varietales fermentados en barricas de madera que le aportan taninos, algo poco frecuente en las variedades blancas. Sus aromas característicos son frutales.
Si bien proviene de la región francesa de Borgoña, en las provincias argentinas de Mendoza y San Juan se pueden encontrar los mejores exponentes de esta variedad, aunque La Rioja también es uno de los mejores destinos para degustarlo.