La contaminación plástica superó los “límites” soportables del planeta
El 10% del plástico mundial es reciclado, para una producción que se duplicó desde el año 2000 y que actualmente llega a 367 millones de toneladas.
Las cantidades enormes de plásticos y productos químicos elaborados por la humanidad superaron los “límites planetarios” soportables, por lo cual la producción debe limitarse en forma urgente, concluyeron por primera vez varios científicos en una investigación.
“Los efectos que comenzamos a observar son tan grandes como para afectar las funciones críticas del planeta Tierra y sus ecosistemas”, señaló Bethanie Carney Almroth, coatura del estudio del Centro de Resiliencia de Estocolmo (SRC, por sus siglas en inglés) en entrevista con la AFP.
Existen 350.000 productos sintéticos inventados por la humanidad presentes en volúmenes considerables en la atmósfera o directa o indirectamente en el medio ambiente, dijo la científica.
El estudio se conoce cuando se inician las negociaciones sobre la contaminación plástica “de la fuente al mar”, tema que será abordado por la ONU al fin del mes en Nairobi.
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Aunque son buenos todos los esfuerzos para evitar que esas materias queden presentes en el medio ambiente, la magnitud del problema incita a los científicos a buscar soluciones más radicales, como establecer límites máximos de producción.
Teniendo en cuenta que el reciclaje muestra resultados mediocres, como por ejemplo, el hecho de que menos del 10% del plástico mundial es reciclado, para una producción que se duplicó desde el año 2000 y que actualmente llega a 367 millones de toneladas.
En la actualidad, el plástico presente en la tierra representa cuatro veces la biomasa de todos los animales vivos, según estudios científicos.
“Lo que tratamos de decir es que ya basta, no podemos ya soportar más. Tal vez que hay que poner límites a la producción, decir que no hay que producir sino hasta cierto nivel”, dice la investigadora.
Desde hace varios años, el Centro de resiliencia de Estocolmo realiza trabajos de referencia sobre los “límites planetarios” en nueve dominios (cambio climático, uso de agua dulce, acidificación de los océanos...)
El objetivo es establecer si la humanidad se halla en un “espacio de seguridad” permanente, o si por el contrario ya se han franqueado los límites y se amenaza el futuro del planeta.
¿Qué sucede?
Las “entidades nuevas”, o sea los productos químicos creados por la humanidad (plásticos, antibióticos, pesticidas...) así como los metales en su concentración no natural, son hasta ahora una incógnita y la conclusión de todo eso se ve compleja.
“Comenzamos apenas a comprender los efectos a largo plazo y masivos de esas contaminaciones”, indicó Carney Almroth.
No solo esos productos son incontables sino que los datos sobre sus riesgos son inexistentes o están sometidos al secreto industrial. Pero por definición corresponden a la era industrial, contrariamente a los otros parámetros estudiados sobre los “limites planetarios” que hacen posible cotejar a lo largo de 10.000 años o más.
Pesticidas que matan organismos de manera indiscriminada, ingestión de plástico por seres vivos, efectos hormonales o reproductivos.
La contaminación química amenaza el medio ambiente dañando los procesos físicos y biológicos sobre los que reposa la vida, un fenómeno agravado cuando el producto tiene una larga permanencia.
“Se habla de 350.000 substancias diferentes. No se tiene conocimiento sobre la gran mayoría de ellas, su cantidad de producción o su estabilidad, el efecto sobre el medio ambiente y el nivel tóxico”, resalta Carney Almroth.
“Sabemos que algunos productos lo son. Pero de la mayoría, no sabemos”, añadió.
Inclusive las bases de datos más completas, como “Reach” en la Unión Europea, solo abarcan 150.000 productos, de los que solo una tercera parte son objeto de estudios avanzados en materia de nivel tóxico.
Tomando en cuenta esa carencia de datos, el equipo se concentró entonces en lo que se conoce, y esos elementos parciales fueron suficientes para llegar a una conclusión alarmante.
“Tomando esos fragmentos dispersos y la evolución en el tiempo (...) llegamos a la conclusión de que todos los indicadores apuntan en la mala dirección”, explica la científica de la Universidad de Gotemburgo.