La increíble velocidad de la Superintendencia de Salud en la OPA de los Gilinski
Daniel Coronell narró el proceso para tramitar el papel que necesitaban los Gilinski.
La increíble velocidad de la Superintendencia de Salud en la OPA de los Gilinski
El pasado jueves 13 de enero quedará inscrito en los libros como la fecha del trámite más rápido de la historia en una entidad gubernamental.
Produce vértigo la velocidad y asombro la eficiencia.
La Superintendencia de Salud, a cargo de Fabio Aristizábal Ángel, recibió dos comunicaciones informativas del apoderado de las empresas de los Gilinski el jueves de la semana pasada.
Una de ellas tenía que ver con las aceptación de la OPA de Nutresa.
La otra con la OPA del Grupo de Inversiones Suramericana S.A.
Los documentos que están en poder del Reporte Coronell señalan que las comunicaciones, firmadas por el apoderado de las empresas de la familia Gilinski, llegaron el jueves y el mismo jueves fueron radicadas, tramitadas, emitidos los estudios técnicos y expedida una extensa resolución de aprobación por el superintendente nacional de salud.
Los registros de la rauda Superintendencia de Salud muestran que el mismo jueves 13 recibieron además un completo estudio producido por otra entidad gubernamental: La Superintendencia Financiera, cuyo concepto era necesario para el trámite.
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También ese acelerado jueves la Superintendencia Delegada para Entidades de Aseguramiento en Salud emitió otro juicioso estudio de viabilidad y recomendación y lo entregó en el despacho del superintendente nacional de salud.
Si ustedes han hecho un trámite ante una entidad oficial compartirán conmigo el asombro por la repentina y admirable agilidad de la Superintendencia Nacional de Salud.
Les voy a narrar todo lo que tuvo que pasar ese jueves para que saliera a tiempo el papel que necesitaban los afortunados banqueros.
1. El superintendente financiero Jorge Castaño tuvo que remitir a la Superintendencia de Salud el estudio técnico sobre la negociación de las acciones de SURA. Debió mandarlo con Usain Bolt a juzgar por la rapidez con que llegó y empezó su trámite.
2. Las doctoras Sandra Milena Ariza y Angie Yulieth Rojas, profesionales especializadas proyectaron a toda carrera la extensa resolución de 19 páginas. Sin hablar del contenido, solo en mecanografía es de una velocidad como el record Guinness
3. Con toda agilidad revisó ese trabajo la doctora Suly Patricia McBain, directora encargada de Inspección y Vigilancia para entidades de aseguramiento en salud.
4. En seguida el extenso documento fue a la oficina jurídica donde con prodigiosa prisa fue leído y concienzudamente evaluado por la abogada Carolina Ruíz Castro.
5. Después las 19 páginas pasaron por la escrupulosa evaluación de la doctora Luisa Fernanda Parra del grupo de conceptos de derechos de petición y apoyo legislativo.
6. De ahí voló a la oficina de Daniel Andrés Pinzón, director técnico de innovación y desarrollo, quien debe haber tomado el curso de lectura rápida de Ipler porque se despachó como un bólido el extenso escrito para que siguieran su curso.
7. Su siguiente estación fue la dirección jurídica donde la doctora María de los Ángeles Meza, lo leyó, lo sopesó y le dio su visto bueno en cuestión de minutos.
8. En ese momento entró en escala relámpago a la oficina de la doctora Carolina Moros Chacón, encargada de la superintendencia delegada para entidades de aseguramiento en salud, quien lo aprobó.
9. Solo entonces fue remitido al despacho principal de la Supersalud donde lo recibió el asesor Mario Camilo León.
10. Y por último fue firmado y expedido como resolución por el Superintendente Nacional de Salud Fabio Aristizábal Ángel, un odontólogo, muy uribista, que tuvo que conformarse con ese puesto porque no le alcanzó para que lo eligieran representante a la cámara por Antioquia por el Centro Democrático.
Pero en fin, al menos once despachos de la Superintendencia Nacional de Salud trabajaron con asombrosa agilidad para tramitar en menos de un día el papel que necesitaban los Gilinski para el jueves pasado.
Ni en los pits de la Fórmula Uno se había visto tanta coordinación y eficiencia.
Mientras el presidente Duque pretende que para resolver un simple derecho de petición su gobierno necesita un mes, aquí salió en un día, a toda carrera, un trámite que cambiará el mapa de la economía colombiana incluyendo el destino de EPS Sura, una de las entidades prestadoras de salud más grandes del país.
Todo esto se hizo para cumplir, al menos en apariencia, un requisito legal que establece que una operación que modifique la propiedad del 10 por ciento o más de una entidad prestadora de salud, necesita autorización previa del superintendente del ramo.
Según el Grupo Sura, esa aprobación previa debe expedirla el Superintendente antes de iniciar la Oferta Pública de Adquisición OPA. Solo en ese punto tienen sentido la autorización previa y no cuando la compra-venta de acciones ya está cumplida.
Sin embargo, el Gobierno de Iván Duque, tan hincha de los Gilinski como ellos del gobierno, cambió la costumbre para decir que “autorización previa” no significa que se deba emitir antes del inicio de la oferta.