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Tensión, acuerdos inconfesables y oportunismo: La historia no contada de las listas al Congreso

Daniel Coronell cuenta algunas historias políticas de las listas al Congreso para las elecciones de 2022.

Colombia

Este lunes a las 6 de la tarde vence el plazo para la inscripción de las listas de candidatos a Senado y Cámara. Las historias de la picaresca política están de ataque. Les voy a contar algunas.

El Partido Liberal decidió cubrir con su manto a herederos de congresistas involucrados en diversos delitos.

El expresidente César Gaviria, que hace unas semanas me dijo que no conocía a Eduardo Pulgar y que no haría alianzas con él, aceptó a su cuñada María Claudia Pérez en su lista al Senado. Llevará el número 80 quizás recordando que el corrupto exsenador Pulgar, condenado por intentar comprar un juez, mueve 80 mil votos en la costa.

(De milagro no le dieron el 200 por las doscientas barras que le ofreció al juez)

También bajo el trapo rojo estará Laura Fortich, sobrina política de Álvaro Ashton, procesado por sus presuntas relaciones con grupos paramilitares y expulsado de la JEP por mentiroso.

Para completar, la lista liberal al Senado albergará a Carlos Rojano, exesposo y uno de los herederos políticos de Aida Merlano -¿recuerdan la de la espectacular fuga de la dentistería? ¿la prófuga de la justicia condenada por compra de votos y concierto para delinquir?- pues bien, su exmarido tratará de recoger sus votos para llegar al Senado ahora por el Partido Liberal.

Todo indica que los huevitos de Aida Merlano se repartirán en dos canastas. La liberal con su exesposo y la conservadora con Adriana Bernal, una amiga suya a quien la Corte Suprema le compulsó copias para que la investiguen por los mismos hechos por los que fue condenada la señora Merlano.

Adriana Bernal será candidata a la Cámara en el Atlántico por el Partido Conservador y su mancorna de campaña será el actual senador Laureano Acuña, a quien la gente de Barranquilla llama “El gato volador”. De acuerdo con su leyenda “el gato” empezó de mochilero, comprando votos, y Sóngoro cosongo se quedó con la maquinaria política de Roberto Gerlein.

Mientras tanto la Coalición de la Esperanza, por cuenta de la división del Partido Verde, vivió un fin de semana de pesadilla. Nunca fue más apropiado decir que pasaron las verdes y las maduras.

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Los verdes tienen actualmente 9 senadores y 10 representantes.

Aunque la gran mayoría de los actuales legisladores verdes apoyará al candidato salido de la coalición Centro Esperanza, algunos de sus dirigentes están comprometidos desde hace mucho con la causa de Gustavo Petro.

Uno de ellos es Carlos Ramón González, el presidente del Partido Alianza Verde, santandereano y antiguo miembro del M-19 cuando todavía era guerrilla.

Carlos Ramón González, ese relativamente desconocido jefe político, es muy poderoso porque expide los avales. Es el dueño del bolígrafo de los verdes.

La discusión entre González y la llamada línea “Claudia López” llegó a tal nivel de tensión que el sábado la senadora Angélica Lozano renunció al Partido. Renuncia que no le aceptaron.

La olla a presión estalló cuando, este fin de semana, a unas horas del vencimiento del plazo para inscribir candidatos, Carlos Ramón González llegó a la discusión con tres nuevas posiciones:

- La primera fue cuestionar que Humberto de la Calle sea la cabeza de la lista. González decía que no tiene sentido que un liberal está el que esté al frente si la mayor cuota de votación -según él- la ponen los verdes.

- La segunda, casi nada, el nombre de la lista. Hace apenas dos semanas rebautizaron el movimiento como “Acuerdo Centro Esperanza” para protocolizar la entrada de Alejandro Gaviria. Pues Carlos Ramón González pidió que se incluyera la palabra “verde” y que sacaran la palabra “centro” para que no parezca un vainazo a Petro.

- La tercera, objetar la entrada de tres vertientes en las listas, que incluyen amigos de Horacio José Serpa, recién ido del liberalismo; algunos amigos de Rodrigo Villalba que se sienten mejor en la coalición de centro que en el Partido Liberal; y unos amigos del senador Germán Hoyos del Partido de la U. La razón para objetar estos apoyos es que, según el jefe verde, hacen parte de las mañas de la vieja política.

En el momento más álgido de la discusión el propio Sergio Fajardo apuntó que no entendía los argumentos éticos de Carlos Ramón González que vetaba a unas personas sobre las cuales no había tacha pero, en cambio, no decía nada sobre el congresista León Freddy Muñoz, representante a la cámara de los verdes llamado a juicio por la Corte Suprema de Justicia por narcotráfico.

A muchos les pareció simplemente que Carlos Ramón González trabaja para Gustavo Petro y tenía la misión de dinamitar cualquier posibilidad de unión en la Coalición.

Fue tal la tensión que alguien -en medio de la ofuscación- llegó a pedir lo imposible: Que los verdes maduraran.

Finalmente anoche, casi que por cansancio, llegaron a una fórmula intermedia: Humberto de la Calle encabezará la lista y la coalición será rebautizada -por tercera vez- como Coalición Acuerdo Alianza Centro Verde Esperanza.

Puede que el grupo no crezca en votos, pero nadie les puede negar que han engrandecido el nombre.

Por último, en el Pacto Histórico de Gustavo Petro ya hay acuerdo en los primeros 15 nombres de la lista al Senado que encabezará Gustavo Bolívar. Sin embargo hay un problema matrimonial que puede convertirse en un cisma político.

Como les contamos aquí Roy Barreras -después de una fugaz aspiración presidencial- decidió volver al Senado, pero su exesposa Gloria Arizabaleta, de quien recientemente se divorció, aspiraba a estar en la lista al Senado del Pacto Histórico.

Resulta imposible que estén marido y mujer -o como ellos prefieren, exmarido y exmujer- aspirando a la misma corporación. Hasta Roy, que nunca ha sido penoso, se sonrojó con la posibilidad.

Entonces en el Pacto surgió la idea de que ella aspirara a la Cámara por el Valle del Cauca. El problema es que Gustavo Petro se había comprometido a darle esa posición a José Alberto Tejada, el director de Canal 2, un medio alternativo de Cali que cubrió de manera muy activa el paro nacional.

La señora Arizabaleta no es tan fácil de conejear como lo ha hecho Petro en otros departamentos.

Primero, porque su marido -quiero decir su exmarido- tiene 110 mil votos probados. Y segundo porque las malas lenguas dicen que Simón Gaviria le está ofreciendo ser parte de la lista de Senado del Partido Liberal, y aún tiene unas horas para aceptarla.

¿El Senado con los liberales o la cámara baja con Petro?

Si ella aceptara la audaz propuesta de Simón Gaviria, Roy Barreras resultaría elegido Senador por cuenta de ser el número 5 en la lista de Petro y su exesposa sería senadora por el liberalismo. Los dos a nombre de los mismos votos.

No me digan que Roy no se las sabe todas.

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