Amor, me dieron un tiro: últimas palabras de Angie Baquero, víctima del 9 y 10S en Bogotá
La alcaldesa pidió al presidente Duque pedir perdón por estos hechos.
Bogotá
Este lunes, la alcaldesa Claudia López pidió perdón por los hechos ocurridos durante las noches del 9, 10 y 11 de septiembre de 2020, en donde según la relatoría internacional que presentó la Alcaldía, hubo una “masacre policial”, en donde fueron asesinadas 14 personas. 11 de ellas relacionadas presuntamente con el actuar de la Policía.
Dentro del listado de personas está el de Angie Paola Baquero, quien fue la única mujer que fue asesinada de camino cercano al CAI de Aures, en la calle 139.
Según el informe de la relatoría que tuvo participación de la ONU, una de las testigos identificada como Cindy Tatiana, amiga de Angie, contó que empezaron a oír disparos y vieron cómo pasaban motos de la Policía. “Se oían los estruendos de los choques entre fuerza pública y manifestantes. Sonaban tiros, no sabíamos si eran de salva o de verdad, pero sonaban tiros a lo loco”.
De llegada a Aures vieron una aglomeración de personas dispuestas a incendiar el CAI. De nuevo, todo se llenó de gases. Cindy Tatiana cuenta que vio un dron sobrevolando la zona. “La situación empezaba a tornarse peligrosa. Preocupada, le dije a Angie Paola que era hora de volver al apartamento. Nos paramos en el separador a mirar un rato”.
En ese momento señala que algunas personas intentaban incendiar el CAI. “Le dije: Vámonos, vámonos porque esto ya está pesado y están tirando gases, vi que estaban haciendo disparos y que se vino la turba. Lo que hice fue cogerla de la mano para que no nos arrastraran, dimos unos dos o tres pasos y volteé a mirarla y ella me dijo: “¡Mi amor, me dieron un tiro!”.
La Policía seguía disparando, venía detrás de los manifestantes. “Angie Paola estaba pálida. Sólo logró decir que tenía sueño, que la llevaran a su casa, que se quería ir a dormir. Todavía se oía el silbido de las balas en diferentes direcciones. El impacto había entrado por el estómago y no tenía orificio de salida”.
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“Ella me señalaba la parte de abajo. Yo le solté el pantalón, le metí la mano y le dije: ‘Amor, amor, pero no tienes nada’. Yo no le veía nada. Un muchacho me ayudó a pararla porque ella estaba agachada, me imagino que del dolor. Ya casi ni me hablaba, me decía que estaba cansada, que tenía sueño, que por favor nos fuéramos a dormir”.
Cindy Tatiana continua con su relato: “Alcanzamos a meternos a una cuadra, huyendo de los policías. Ya Angie no reaccionaba, cada vez estaba más pálida, se desmayó, se le subió entonces un poquito la camisa y ahí fue cuando vi un poco de sangre y le vi el tiro. ¡Jueputa!, ¡jueputa!, ahí sí empecé a gritar, a pedir ayuda y, claro, todavía la balacera de los policías. Logré sacarla hasta la autopista y me le atravesé a una moto pidiéndole ayuda. El man bajó a su pareja y nos llevó al hospital de Suba”.
Esa fue la última vez que Cindy vio a Angie Paola consciente, entrando en una silla de ruedas. “Le dije que ahí iba a estar y no volví a verla sino hasta al otro día en la madrugada, ya con tubos, ya sin vida, porque tenía muerte cerebral”.
Desde el asesinato de su hija, Doña Nury Rojas, madre de Angie Paola, ha emprendido una cruzada en la defensa de la memoria de su hija, su lucha, dice, es seguir pidiendo justicia.
“Ya mi corazón está roto. Ni con todo el oro del mundo me van a curar este dolor. Yo no quiero que hablen conmigo, lo que quiero es que haya justicia, que se sepa quién fue el que mandó a la policía a disparar contra gente desarmada, esto fue un accionar sistemático. ¡Yo no estoy diciendo mentiras! A ella, a mi hija, a Angie la mató la Policía Nacional.”