HRW le pide a la ONU que haga una intervención “a gran escala” en Venezuela
En un informe presentado este jueves Human Rights Watch (HRW) advirtió que la emergencia humanitaria en Venezuela es tan severa que se requiere una intervención inmediata.
Venezuela atraviesa una emergencia humanitaria tan severa que para hacerle frente es necesaria una intervención inmediata y “a gran escala” por parte de Naciones Unidas, advirtió Human Rights Watch (HRW) en un informe que fue presentado este jueves en Washington.
La organización de defensa de los derechos humanos alertó en ese trabajo que en Venezuela hay una combinación crítica de severa escasez de medicamentos y alimentos con una explosiva propagación de enfermedades frente a la cual un sistema de salud “que ha colapsado” no tiene capacidad de respuesta.
Por eso, afirma HRW, es necesario que la secretaría general de la ONU declare en el país sudamericano un estado de “emergencia humanitaria compleja”, lo que permitiría destrabar recursos humanos y materiales “suficientes para abordar las necesidades urgentes del pueblo venezolano”.
“Estamos frente a una crisis humanitaria sin precedente en América Latina, hecha por el hombre y por políticas fallidas del gobierno de Venezuela”, le dijo a la Agencia Anadolu Tamara Taraciuk, abogada senior para las Américas de Human Rights Watch. “Solicitamos que el secretario general (António Guterres) asuma el liderazgo para que la respuesta pueda ser acorde a las necesidades”, añadió.
El informe de HRW se titula 'La emergencia humanitaria en Venezuela: se requiere una respuesta a gran escala de la ONU para abordar la crisis de salud y alimentaria' y fue elaborado junto con expertos de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos.
A lo largo de 73 páginas el reporte documenta una situación calamitosa en Venezuela, con un fuerte aumento en los niveles de mortalidad materna e infantil, así como brotes de “enfermedades que podrían prevenirse con vacunación”, como el sarampión y la difteria, e “incrementos drásticos en la transmisión de enfermedades infecciosas, como malaria y tuberculosis”.
Según el trabajo, además, los datos disponibles muestran “altos niveles de inseguridad alimentaria y desnutrición infantil, así como una alta proporción de niños y niñas ingresados en hospitales con desnutrición”.
“Durante el gobierno de Nicolás Maduro las autoridades venezolanas no solo demostraron que no tienen la capacidad para ponerle fin a la crisis, sino que la han exacerbado al negarla y censurar información sobre la magnitud y la urgencia de los graves problemas que enfrenta el país”, concluye el informe.
“Por más que lo intenten, las autoridades venezolanas no pueden ocultar la realidad del país”, afirmó Shannon Doocy, profesora asociada de Salud Internacional de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, una de las responsables de la investigación.
Según la especialista, “el colapso absoluto del sistema de salud de Venezuela, combinado con la escasez generalizada de alimentos, está agudizando el calvario que viven los venezolanos y poniendo a más personas en riesgo”.
Es por eso que HRW y los expertos de la Johns Hopkins reclaman una intervención internacional. “El secretario general de la ONU, António Guterres, debería liderar los esfuerzos para definir una respuesta a gran escala que permita abordar la situación dentro y fuera del país”, indica el informe, que agrega una serie de recomendaciones.
Además de declarar el estado de “emergencia humanitaria compleja”, una calificación técnica, el máximo responsable de Naciones Unidas debería “encargarle al Coordinador de Socorro de Emergencias de la ONU, quien también dirige la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), que aborde la crisis venezolana como un asunto prioritario, que requiere movilización de esfuerzos y recursos de asistencia humanitaria”.
Al mismo tiempo, Guterres debería también “urgir a las autoridades venezolanas a que publiquen datos oficiales sobre enfermedades, epidemiología, seguridad alimentaria y nutrición para que la ONU pueda llevar adelante una evaluación completa de las necesidades humanitarias y de la magnitud real de la crisis en todo el país”.
“Si existiera la posibilidad de hacer un diagnóstico independiente en Venezuela, veríamos que la situación es mucho más grave” de lo que indican las estadísticas oficiales, estimó Taraciuk.
Para elaboración del informe fue necesario un año de trabajo. Además, para la documentación y verificación de los datos los investigadores se valieron de distintas fuentes.
El equipo de especialistas entrevistó a más de 150 profesionales de la salud, ciudadanos venezolanos llegados recientemente a Colombia y Brasil para pedir atención médica o en busca de alimentos, representantes de organizaciones humanitarias internacionales y no gubernamentales, así como funcionarios de Naciones Unidas y de los gobiernos brasileño y colombiano.
Los datos sobre la situación dentro de Venezuela aportados por fuentes oficiales, hospitales, organizaciones nacionales e internacionales y ONG también fueron analizados.
Así, por ejemplo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) informaron que entre 2008 y 2015 solo se registró en Venezuela un caso de sarampión, en el año 2012. Sin embargo, desde junio de 2017 se reportaron más de 9.300 casos, de los cuales se confirmaron más de 6.200.
Lo mismo ocurre con la difteria. No hubo ningún caso registrado entre 2006 y 2015, pero desde julio de 2016 se han reportado más de 2.500 presuntos casos, de los cuales 1.500 se han confirmado.
También la malaria ha aumentado en forma constante en los últimos años, según la OMS, al pasar de menos de 36.000 casos en 2009 a más de 414.000 en 2017. Y el número de casos de tuberculosis pasó de 6.000 en 2014 a 7.800 en 2016, aunque los datos preliminares indican que hubo más de 13.000 casos en 2017.
Este panorama se agrava debido a la escasez de medicamentos. En 2018, cita el informe, “se estimó que casi nueve de cada diez venezolanos que viven con VIH y se encontraban registrados ante las autoridades no estaban recibiendo tratamiento antirretroviral”.
Además, observa que “las estadísticas oficiales más recientes del Ministerio de Salud de Venezuela indican que, en 2016, la mortalidad materna aumentó un 65% y la mortalidad infantil creció un 30% respecto de 2015”.
A su vez, “el hambre, la desnutrición y la severa escasez de alimentos son fenómenos extendidos en todo el territorio nacional”. Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO), entre 2015 y 2017 casi el 12% de los venezolanos -unos 3,7 millones- estaban subalimentados, en comparación con menos del 5% entre 2008 y 2013. La inseguridad alimentaria, agrega el informe, afecta a “la mayoría de los hogares venezolanos”, de acuerdo con encuestas extraoficiales. Resalta, por último, que “el nivel de niños y niñas de menos de cinco años con desnutrición aguda moderada y severa es alarmantemente alto”.