Internacional

Guterres cree que aún hay tiempo para evitar "lo peor" en Libia

El secretario general de la ONU, António Guterres, defendió este miércoles que aún hay tiempo para un alto el fuego en Libia y para evitar una gran batalla por Trípoli.

"Está claro que estamos ante una situación muy peligrosa y que debemos detenerla", dijo Guterres a los periodistas tras reunirse a puerta cerrada con los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El diplomático portugués estuvo la semana pasada en Libia para tratar de convencer al mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del este del país, de que frenara la ofensiva militar lanzada para hacerse con la capital.

"Es obvio que mi llamado para que no hubiera una ofensiva y para que se detuviesen las hostilidades no fue escuchado", lamentó Guterres, que insistió sin embargo en que aún es posible lograr un alto el fuego.

"Aún hay tiempo para que haya un cese de las hostilidades y para evitar lo peor, que sería una dramática y sangrienta batalla por Trípoli", recalcó.

Guterres dijo que le preocupa especialmente la seguridad de inmigrantes y refugiados que se han visto sorprendidos por los combates en la capital liba.

El jefe de la ONU insistió en que "no hay una solución militar" para el conflicto y que únicamente una salida política como la que promueve la organización es factible.

El Consejo de Seguridad analizó este miércoles la situación en una reunión convocada por Alemania y el Reino Unido, en la que según fuentes diplomáticas los países mostraron su respaldo a los esfuerzos de Guterres y su enviado, Ghassam Saleme.

Mientras, durante la jornada los combates entre las milicias afines al Gobierno respaldado por la ONU y las fuerzas de Hafter se recrudecieron al sur de Trípoli, sin que ninguno de los bandos lograra avances significativos.

La lucha ha obligado a Naciones Unidas a posponer la Conferencia Nacional para la reconciliación en Libia prevista para el próximo domingo, una cita que se consideraba clave para hacer avanzar el proceso político.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los diversos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.

En la actualidad tiene dos focos de poder: un gobierno impuesto por la ONU y sostenido por la Unión Europea en Trípoli, y otro establecido en la ciudad oriental de Tobruk bajo la tutela de Hafter.

Del caos se benefician decenas de milicias y grupos mafiosos dedicados al contrabando de armas, personas y combustible que se han convertido en el verdadero motor de un estado con una economía destruida.

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