EEUU aboga por un debate "regional" sobre la legitimidad de Maduro como presidente
Los estados deben analizar si consideran legítima la reelección de Maduro, y si después del 20 de enero mantendrán relaciones diplomáticas con ese gobierno.
El embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Carlos Trujillo, cree que debe haber un debate "regional" sobre la legitimidad que tendrá el presidente venezolano, Nicolás Maduro, cuando vuelva a tomar posesión de su cargo el 10 de enero.
En una entrevista con Efe, Trujillo adelantó que EE.UU. pedirá la convocatoria de un Consejo Permanente de la OEA para el 10 de enero con el fin de debatir desde una "perspectiva regional" sobre los desafíos humanitarios en Venezuela y el escenario que se abre con la renovación del mandato de Maduro.
"No vamos a tener todos la misma respuesta, pero es importante tener una conversación sobre el no reconocimiento de las elecciones. ¿Qué significa desde una perspectiva diplomática? Todos los países tendrán una respuesta diferente", consideró.
Maduro, que está en el poder desde 2013, fue reelegido presidente el pasado 20 de mayo en unas elecciones no reconocidas por la mayor parte de la comunidad internacional y, por tanto, ahora se abre un escenario incierto en el que los países deben decidir si mantienen o cortan relaciones diplomáticas con Venezuela.
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La propia Asamblea General de la OEA, que reúne a los cancilleres del continente americano, aprobó en junio una resolución con el apoyo de 19 de los 34 Estados miembros en la que se desconoce la legitimidad de los comicios de mayo, en los que no participó el grueso de la oposición.
Trujillo no especificó si Estados Unidos romperá relaciones con Maduro después del 10 de enero y explicó que esa decisión la tomará el secretario de Estado, Mike Pompeo, en consulta con otros actores como el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca (NSC, en inglés).
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Si Washington corta lazos con Venezuela, eso supondría "un cambio significativo en el actual panorama diplomático", afirmó Trujillo.
Maduro adelantó este miércoles en una rueda de prensa que tiene previsto jurar su cargo y no aceptará ningún "chantaje" diplomático, ante la posibilidad de que algunas naciones decidan retirar a sus embajadores.
Además, Maduró denunció que EE.UU., a través del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, dirige un plan con el apoyo de Brasil y Colombia para derrocarlo y asesinarlo.
Trujillo consideró que las declaraciones de Maduro buscan "distraer" al pueblo venezolano de la "realidad" de la crisis humanitaria y, al respecto, subrayó: "Es la típica estrategia de gobiernos totalitarios, culpar al imperialismo yanqui de todos tus problemas".
Para abordar la situación en Venezuela, Trujillo se mostró "muy partidario" de la apertura de un corredor humanitario para dar alimentos y medicinas a los venezolanos, algo que ha respaldado el Grupo de Lima, pero que el Ejecutivo venezolano rechaza al considerar que facilitaría una invasión del país.
Al respecto, Trujillo afirmó que el continente tiene una "obligación moral" con los venezolanos y aseguró sentirse "de alguna forma decepcionado" debido a la "falta de respuesta regional de otros actores de la región" a la migración de venezolanos que, según datos de la ONU, alcanzan los 2,4 millones en Latinoamérica.
Por eso, urgió a los países del continente a ayudar a los migrantes ya sea a través de organismos multilaterales, como el Banco Mundial (BM), o con donaciones individuales.
Desde una perspectiva regional, Trujillo consideró que Venezuela, Nicaragua y Cuba son regímenes "totalitarios" y reafirmó la política de EE.UU. de aumentar la presión sobre estos tres países, a los que Bolton ha descrito como "troika de la tiranía".
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"La conversación tiene que incluir a los tres", subrayó Trujillo, que acusó a Cuba de "exportar terrorismo, activos de inteligencia y recursos militares" a Venezuela.
Trujillo respaldó la llamada "conferencia sobre derechos humanos en Cuba" que la OEA acogió el 7 de diciembre en su sede en Washington y consideró que a partir de ahora comenzarán "múltiples conversaciones" sobre la situación en la isla.
Asimismo, volvió a pedir una "reforma" del sistema electoral para Nicaragua, país sumergido en una crisis desde el estallido el 18 de abril de protestas contra el presidente, Daniel Ortega.
Desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, EE.UU. ha impuesto varias rondas de sanciones al Gobierno de Maduro en Venezuela y al de Ortega en Nicaragua y, además, ha dada marcha atrás en la apertura hacia Cuba impulsada por su predecesor, Barack Obama.