Desconfianza en calidad del agua llevó a México a consumo masivo de bebidas gaseosas
La alerta la hace una experta de la Universidad de Michigan quien alerta sobvre los efectos de la situación sobre la salud, y fecha su inicio en el terremoto del 1985.
La falta de confianza en el agua del grifo, e incluso embotellada, en México ha llevado especialmente a las clases sociales menos favorecidas a consumir de forma masiva bebidas gaseosas y azucaradas, con nefastas consecuencias para la salud de los ciudadanos mientras empresas productoras de ese tipo de bebidas obtienen grandes ganancias.
Así lo advierte la antropóloga de la Universidad de Michigan (EEUU) e investigadora sobre salud y desigualdad en México Elizabeth Roberts en un artículo publicado hoy por EFE, en el que llama la atención por lo que considera un gran problema social, que ha creado incluso adición entre la población.
"México es el mayor consumidor de Coca Cola en el mundo, representa el 11% del mercado global de Coke" y también "la nación industrial más gorda del mundo, donde las enfermedades cardiovasculares y la diabetes aumentan con desenfreno", advierte Roberts, para determinar que hay intereses enfocados a no garantizar agua saludable y a hacer crecer la desconfianza en su consumo.
La antropóloga reconoce que el problema social se agrava con los recientes mensajes de los organismos de salud que prohíben el consumo de gaseosas en las escuelas, pues las madres envían a sus hijos a estudiar con este tipo de bebidas camufladas en sus mochilas y loncheras.
Según la investigadora, tanto el agua del grifo como la embotellada puede albergar bacterias dañinas, motivo por el que los mexicanos "confían en los refrescos", y muy especialmente la clase trabajadora: "la soda está en todas partes; en casi todas las comidas, en todas las tiendas de la esquina, en los mercados, en los puestos de comida, en las celebraciones. Y a menudo no hay agua de grifo".
"Restaurar la confianza es difícil. Los jóvenes en México no tienen memoria de beber agua del grifo. La desconfianza comenzó después del terremoto de 1985", indica Roberts para concluir que "la confianza no se pierde de forma natural, sino que "empresas, como Coke (Coca-Cola), se aseguraron de que así fuera".