CIDH preocupada por el futuro de los derechos humanos en Brasil
Hacen un llamado a moderar el discurso por parte de la próxima presidencia, evitando mayores condiciones de vulneración de las clases desfavorecidas del país y grupos minoritarios
La presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Margarette May Macaulay, se mostró preocupada con el futuro de los derechos humanos en Brasil e hizo un llamado para que éstos sean respetados en el Gobierno del presidente electo, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
El futuro Gobierno de Brasil debe "respetar los derechos humanos de todos los brasileños, los de cada uno de ellos", aseguró Macaulay a Efe durante una rueda de prensa con la que la CIDH, una comisión vinculada a la Organización de los Estados Americanos (OEA), finalizó una visita de dos semanas a Brasil en la que evaluó la situación del país en materia de derechos humanos.
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Aunque ningún miembro de la Comisión se refirió con nombre propio a Bolsonaro, la CIDH se mostró preocupada con temas que el ultraderechista ha citado desde su campaña como el empoderamiento de las Fuerzas Armadas, la limitación de los derechos de los trabajadores y la posibilidad de disminuir la mayoría de edad penal.
La CIDH pidió frenar los discursos de "intolerancia y odio" que afectan a comunidades LGTB, mujeres, afrodescendientes, pueblos indígenas, trabajadores rurales, ya que "distorsionan, desprestigian y estigmatizan el papel y la función de los derechos humanos".
Para la Comisión, que desde hacía 23 años no visitaba a Brasil, la situación de los derechos humanos en el gigante suramericano es "crítica" porque es un país que "no ha logrado resolver la discriminación racial y social", y que necesita una reforma de la justicia.
Entre los aspectos que más preocuparon a los miembros de la Comisión están los relacionados con la "desigualdad y las discriminaciones profundas" en un país con una institucionalidad jurídica debilitada y que requiere reformarse.
De acuerdo con el informe de la CIDH, los pobres y los afrodescendientes siguen siendo las principales víctimas de las violaciones a los derechos humanos en Brasil, en tanto que los asesinatos extrajudiciales cometidos por policías y agentes del Estado quedan impunes y sin respuesta por parte de la justicia.
Los discursos de mano dura contra el crimen, como el que Bolsonaro defendió en toda su campaña, hacen que los "fines justifiquen los medios" y eso aumenta el riesgo de muertes extrajudiciales, según los miembros de la Comisión.
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"Esperamos que las investigaciones y que los jueces hagan su papel para que esa realidad sea transformada", señaló Macaulay.
La exclusión social, la impunidad, la situación de la población carcelaria, que no tiene acceso a salud y a condiciones dignas de higiene, y las violaciones reiteradas contra los pueblos indígenas y los continuos ataques por su derecho a la tierra fueron otros aspectos resaltados por la CIDH en su reporte.
Para la Comisión, la violencia en el campo, las "extenuantes" condiciones de trabajo a las que a veces son sometidos los campesinos y la exclusión social de la población en situación de calle son problemas que "lidian con políticas públicas insuficientes para atender sus demandas".
Los constantes ataques a activistas y defensores de los derechos humanos y ambientales también fueron abordados en el informe y en este sentido los miembros de la CIDH hicieron un llamado para que las autoridades den respuestas sobre el asesinato de la concejala Marielle Franco quien, junto con el conductor Anderson Gomes, fueron tiroteados en marzo pasado, en un crimen que tras ocho meses de ocurrido continúa en la impunidad.
A pesar del retroceso de Brasil en materia de derechos humanos, la CIDH resaltó "un conjunto de buenas prácticas y avances" del Estado brasileño, como la nueva ley de Migración, el programa de protección a defensores y activistas de los derechos humanos y la prisión domiciliaria para mujeres gestantes o con hijos menores de 12 años.
La visita a Brasil de la CIDH fue acordada tras una invitación hecha por el propio Gobierno brasileño.
Durante su estadía en el país, los miembros de la Comisión visitaron ocho estados y tuvieron reuniones con diferentes autoridades, representantes de la sociedad civil organizada y con militantes de las organizaciones de defensa de los derechos humanos.
La Comisión, con sede en Washington, tiene como función promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en todo el continente americano y puede formular recomendaciones a los Estados miembros de la OEA.