Todo eso mañana va a ser historia y voy a vivir mi vida normal: Alberto Mishaan
El autor del libro "Mañana te espero de píe" habló con la W sobre su experiencia personal padeciendo el síndrome del Guillain-Barré.
Todo eso mañana va a ser historia y voy a vivir mi vida normal: Alberto Mishaan
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Silla de Ruedas. Foto: CC
Alberto Mishaan es un empresario de 60 años, amante de los deportes que un día quedó postrado en cama tras la manifestación precipitada del Guillain-Barré, una patología que, según su médico, “es una enfermedad degenerativa, donde el mismo cuerpo acaba con sus nervios”.
Mishaan habló de su experiencia particular, que lo inspiró a escribir un libro con su vivencia, sin pretender que este fuese una novela, libro de autoayuda o de superación personal. Afirma que su familia fue vital en el proceso de recuperación, y trae a la mente un símil en el que asemeja a su familia con un equipo de fórmula 1, dónde él es el piloto, y su esposa e hijos se convirtieron en el equipo técnico, trabajando de forma sincronizada, cada uno con una función específica, para ayudarlo, y permitirle poder seguir en carrera.
“Era enfermera, esposa, ser mamá, siempre estar al lado mío”, asegura cuando habla de su esposa, a la vez que señala que “cada uno de mis hijos tomó un roll tan importante en este proceso, que no es usual”, afirmando que “lo normal en Estados Unidos es que a los enfermos los dejan botados, no los atiende ni la familia”.
“El aplauso es para ellos”, añadió a su vez el médico tratante de Mishaan, quien reconoció la importancia de la familia del empresario en su recuperación, afirmando que el equipo de los galenos se restringió a “mantenerlo vivo para que él y su cuerpo se pudiera regenerar”.
El mismo médico reconoció que la patología es una “enfermedad rara”, y que lastimosamente muchos de los médicos no la conocen bien. Afirmó que para él era conocida pues era común en una época en Costa Rica, y lamentó que no existieran campañas más certeras dirigidas a informar sobre dicha enfermedad, de modo que se pudiese conocer mejor sobre ella, y se pudiera tratar de una mejor manera.
Lo anterior, ante la narración del mismo Mishaan, quien comentó que el día que ingresó al hospital, y tras un par de procedimientos, se dio cuenta que las enfermeras no tenían claro lo que estaban haciendo, pues le practicaron pruebas y procedimientos para responder a un presunto derrame cerebral.
Denunció que muchas veces vio como las enfermeras hacían sus procedimientos rápido, “por salir del paso”, y afirmó que los pacientes quedaban a “merced de ellas”, incluso recordó que, debido a un mal suministro de medicamentos por una de ellas, estuvo cerca a morir debido a la desaceleración de su actividad cardiaca.
Sobre su experiencia, dice que “los primeros 6 meses yo me sentí como si estuviera en el infierno, … me paralicé totalmente. Solamente podía mover la pupila de mis ojos, no podía respirar, no podía mover mis párpados”. El empresario recuerda que tuvo que volver a aprender cómo se hacía todo; “como un bebé”, y que el primer año de su enfermedad el reto fue sobrevivir, y ya en el segundo emprender la recuperación.
Dice que en un primer momento se resistió a aceptar la enfermedad “estaba en fase de negación”, afirmando que para él era extraño pues siempre intentó llevar una vida sana, y hacer mucho deporte, condición que posiblemente le ayudó en su proceso de recuperación.
Sobre su libro, “mañana te espero de píe”, señala que tiene un título que hace pensar a los lectores, y que las ganancias que recoja las va a destinar a una fundación que apoya a personas con la misma patología, pero que no tienen los recursos para someterse a un tratamiento como el que él pudo practicarse.