Los Urabeños tienen 2.366 hombres y supera en número al Eln
Mientras que en 2012 contaban con 1.970 integrantes, en lo que va de 2013, han pasado a ser 2.366 y a tener presencia en unos 123 municipios del país de 11 regiones.
El más reciente reporte del Centro Integrado de Inteligencia de la fuerza pública contra los grupos ilegales colombianos, publicado por El Tiempo, explica que Los Urabeños es la única banda que ha crecido en el último año.
Mientras que en 2012 contaban con 1.970 integrantes, en lo que va de 2013, han pasado a ser 2.366 y a tener presencia en unos 123 municipios del país de 11 regiones.
Según la Policía, Los Urabeños han recibido centenares de miembros de la eterna banda rival, Los Rastrojos, y a Los Machos en su integridad, lo que amplía también su control territorial en los cuatro puntos cardinales, incluida la ciudad de Medellín, la segunda más importante del país.
No obstante, en el último año esta organización ha perdido a cuatro jefes: su máximo jefe, Juan Úsuga David, alias "Giovanny", muerto en un operativo policial; Alexander Montoya Úsuga, "El flaco", detenido en Honduras; Henry de Jesús López Londoño, alias "Mi Sangre", preso en Argentina", y el segundo al mando, Francisco José Morela o alias "El negro Sarley", fallecido el miércoles pasado en combates.
Según las autoridades, "El negro Sarley" era tan poderoso en Córdoba (norte) que mandó construir vías a su conveniencia, y es considerado el responsable de la expansión de la banda.
Un oficial de inteligencia citado por El Tiempo sin precisar su nombre explicó que los hombres de "Sarley" se presentaban en las regiones y forzaban a los delincuentes locales a someterse a Los Urabeños o a "desaparecer".
"El que no aceptaba la alianza se enfrentaba al desafío de ganar una guerra en la que Los Urabeños armaban y financiaban a todas las organizaciones pequeñas para que lo atacaran", dijo, mientras que la Fiscalía le atribuye a esta banda el 80 % de los homicidios en al menos 11 regiones donde tienen presencia.
El Gobierno colombiano se congratuló recientemente de que esta banda es "la última de tamaño nacional", mientras que consideran debilitadas otras organizaciones que hace años tenían fuerza como Los Paisas, La oficina de Envigado, y el Ejército Popular Anticomunista de Colombia (Erpac), que se sometió parcialmente a la Justicia en 2011.
Las cifras del CI2 establecen en 3.866 los integrantes de las llamadas bandas criminales en Colombia, un tipo de organización que resulta de la desaparición de los carteles de la droga de los años noventa y de la desmovilización de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y que según las autoridades quedan fuera del conflicto armado.
De hecho, mientras que todas las ramas de la fuerza pública ha combatido a las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en armas desde 1964, la Policía ha liderado la lucha contra estas bandas, en marcha desde hace unas dos décadas.
El informe anual de 2012 del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), presentado el miércoles en Bogotá, expresa su preocupación por las víctimas de las bandas criminales en Colombia, que representan "un porcentaje muy elevado" sobre el total, no tienen derecho a la reparación y serán "las víctimas del futuro" tras un eventual acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC.
Mientras que en 2012 contaban con 1.970 integrantes, en lo que va de 2013, han pasado a ser 2.366 y a tener presencia en unos 123 municipios del país de 11 regiones.
Según la Policía, Los Urabeños han recibido centenares de miembros de la eterna banda rival, Los Rastrojos, y a Los Machos en su integridad, lo que amplía también su control territorial en los cuatro puntos cardinales, incluida la ciudad de Medellín, la segunda más importante del país.
No obstante, en el último año esta organización ha perdido a cuatro jefes: su máximo jefe, Juan Úsuga David, alias "Giovanny", muerto en un operativo policial; Alexander Montoya Úsuga, "El flaco", detenido en Honduras; Henry de Jesús López Londoño, alias "Mi Sangre", preso en Argentina", y el segundo al mando, Francisco José Morela o alias "El negro Sarley", fallecido el miércoles pasado en combates.
Según las autoridades, "El negro Sarley" era tan poderoso en Córdoba (norte) que mandó construir vías a su conveniencia, y es considerado el responsable de la expansión de la banda.
Un oficial de inteligencia citado por El Tiempo sin precisar su nombre explicó que los hombres de "Sarley" se presentaban en las regiones y forzaban a los delincuentes locales a someterse a Los Urabeños o a "desaparecer".
"El que no aceptaba la alianza se enfrentaba al desafío de ganar una guerra en la que Los Urabeños armaban y financiaban a todas las organizaciones pequeñas para que lo atacaran", dijo, mientras que la Fiscalía le atribuye a esta banda el 80 % de los homicidios en al menos 11 regiones donde tienen presencia.
El Gobierno colombiano se congratuló recientemente de que esta banda es "la última de tamaño nacional", mientras que consideran debilitadas otras organizaciones que hace años tenían fuerza como Los Paisas, La oficina de Envigado, y el Ejército Popular Anticomunista de Colombia (Erpac), que se sometió parcialmente a la Justicia en 2011.
Las cifras del CI2 establecen en 3.866 los integrantes de las llamadas bandas criminales en Colombia, un tipo de organización que resulta de la desaparición de los carteles de la droga de los años noventa y de la desmovilización de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y que según las autoridades quedan fuera del conflicto armado.
De hecho, mientras que todas las ramas de la fuerza pública ha combatido a las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en armas desde 1964, la Policía ha liderado la lucha contra estas bandas, en marcha desde hace unas dos décadas.
El informe anual de 2012 del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), presentado el miércoles en Bogotá, expresa su preocupación por las víctimas de las bandas criminales en Colombia, que representan "un porcentaje muy elevado" sobre el total, no tienen derecho a la reparación y serán "las víctimas del futuro" tras un eventual acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC.